El último fin de semana de la de veda mayor aunó en Sástago alegría, la de una buena cacería, y emoción, la de la despedida de un amigo. Y es que el 22 de febrero, después de que los cazadores capturasen cuatro ciervos en una bella jornada de caza, una multitud de amigos de esta sociedad rindieron un emotivo homenaje póstumo al que fuera secretario de la entidad durante muchos años, Enrique Salanova.

Casi medio centenar de aficionados iniciaron la jornada a las 7,30 en el refugio de los cazador, donde tomaron un chocolate con torta. Después de calentar el cuerpo se sortearon los puestos. Los cazadores batieron la zona de Vales de Alborge, donde apresaron cuatro ciervos machos y se vieron, según explicaron los protagonistas, numerosas piezas.

Homenaje a Salanova

Sobre la una del mediodía, de nuevo en el refugio y con los deberes bien hechos, se procedió al despiece de los animales, que posteriormente fueron sorteados entre todos los cazadores.

Una vez finalizado el reparto de los ciervos, se inició el acto de homenaje a Enrique Salanova que contó con la presencia de numerosos amigos, entre los que no faltaron la viuda, hijos y familiares del homenajeado. También asistieron al homenaje los compañeros de trabajo del ayuntamiento, así como autoridades municipales, entre ellos el alcalde, Antonio Clavero, y varios concejales.

El presidente de la sociedad, José Continente Romanos, pronunció una palabras sencillas pero emotivas en las que dijo: "Lo conocimos y supimos la persona que era, lo bien que se portó con todos. Creo que no hace falta extenderme más, sencillamente se trata de inaugurar el refugio que hasta ahora no tenía nombre y que desde este momento lo va a tener".

María Jesús, viuda de Enrique, y su hijo Jorge descubrieron la placa en la que queda impreso Refugio de Cazadores de Sástago, Enrique Salanova . Los allí reunidos aplaudieron el emocionante instante y muchos de ellos no pudieron evitar que se les escaparan las lágrimas.

Las distintas sociedades que tuvieron presencia entregaron asimismo unas placas recordatorias a los familiares de Salanova. Seguidamente, María Jesús, sensiblemente emocionada, dio las gracias a los allí reunidos subrayando que esto le daba fuerzas para seguir luchando. Para finalizar la jornada, dentro del amplio espacio del refugio recién bautizado se sirvió una comida de hermandad.