Eduardo Celma, exjugador de los equipos inferiores del Real Zaragoza, reputado delantero durante años en distintas categorías y conocido entrenador, ha sido la primera persona en recibir una sanción federativa en el fútbol aragonés por hacer comentarios en las redes sociales. El técnico del Valdefierro descalificó a algunos componentes del Escalerillas después de un partido que enfrentó a los equipos de Liga Nacional de estos dos clubs el pasado 2 de diciembre, por lo que recibió una sanción de dos partidos y 20 euros. Celma pidió perdón, se arrepiente del calentón y ha asumido las consecuencias, pero no está de acuerdo con un castigo «injusto» ni con unas denuncias «que proceden del rencor».

El origen de la sanción son frases como estas: «Vaya repaso. Viva esos entrenadores que ponen a mercenarios sin saber adónde van para ser buenos ellos. Estamos para formar a los chicos, os enteráis o no?», escribió Celma en facebook en referencia al técnico del Atlético Escalerillas, club en el que había dimitido un año atrás tras ocho temporadas. También se acordó de un directivo de esta entidad: «Al de las fotos tu hijo de delantero centro y 10 minutos. Jajaja, palmero».

Los ofendidos interpusieron una denuncia y el Juez Único de Competición y Disciplina Deportiva de Liga Nacional Juvenil entendió que quedaba «plenamente demostrado que el entrenador del CD Valdefierro, Eduardo Celma Neira, vertió en una red social comentarios que a juicio de este Juez de Competición son atentatorios al buen orden deportivo», por lo que lo sancionó con dos partidos de suspensión por «conducta contraria al buen orden deportivo» y le puso una multa de 20 euros tras tener en cuenta las disculpas pedidas por Celma.

Todo viene de un 0-0 con alguna patada de más pero dentro de la normalidad. La chispa saltó tras el choque, en un cruce de voces entre partes, según relata Celma, que explica que el problema nació antes. «Lo que ha sucedido es fruto del rencor. Todo viene de tres chicos que decidieron ir conmigo al Liga Nacional del Valdefierro y no les dejaban salir. Les dijeron que no saldrían o que irían a cualquier sitio menos a aquí. Como ellos querían venir conmigo y no había solución, al final hubo un juicio. Estuvieron cinco meses sin jugar, hasta que fallaron a nuestro favor. Después de la sentencia, que condenaba al Escalerillas a pagar 900 euros y a dejar salir a los chicos, aún les volvieron a hacer firmar un papel renunciando a otro juicio. Lo hicieron porque querían jugar ya, pero esos chicos han pasado por tratamiento psicológico, les ha afectado en los estudios... Ha sido todo una aberración».

El técnico del Valdefierro se arrepiente de sus palabras, pero no comparte la sanción. «Yo entiendo que los comentarios están mal y por eso pedí perdón. Cuando acabó el partido con el Escalerillas y yo ya me había ido, a los tres chicos los increparon y hubo padres que casi llegaron a las manos. Cuando me lo contaron, pues me calenté. Aunque para mí son unos simples comentarios, me han cogido de cabeza de turco, como si fuera un delincuente. Llevo 40 años en esto y nunca he reñido con nadie, lo sabe cualquiera. La sanción no me parece justa porque es poner el listón muy alto. Tampoco entiendo que lo pague el Valdefierro si se trataba de un comentario personal mío cuando en el campo no pasó nada. Llevo un año aguantando puyas del Escalerillas. Aguantas, aguantas y aguantas, pero llega un día que te puedes equivocar, todos somos personas».

Celma explica que «no ha hablado conmigo nadie» de la federación. «Mandé unas alegaciones e incluso capturas del facebook, pero no quisieron sacar nada más que la sentencia, que parece suavizada para que no fuéramos más allá en el recurso», cuenta el técnico, tranquilo porque «el tiempo pone a las personas en su sitio». Esto viene de largo, no obstante: «Sucedió el 3 de diciembre, pero ya llevaba un año aguantando, desde que me fui del Escalerillas. Cuando pasó lo de estos tres chicos, fui a muerte a defenderlos y eso luego se paga. Hay que ser más ejemplar en este mundo. No se puede retener a niños en contra de su voluntad, ellos pagan por jugar donde quieren».