Cayó el verano víctima del otoño. Despedimos a las semanas de playa y montaña, a la siesta en la hamaca o la fresca del pueblo. Se escapan las comidas pausadas, las excursiones con el perro y ese gustito de meter los pies en la piscina. Vuelven las rutinas, las prisas y los atascos. Ahí arriba en la oficina está tu jefe y por las tarde toca recoger al niño de la extraescolar. La vida sigue, queramos o no, más dura e incómoda que hace nada, pero hay que afrontarla con una sonrisa. Al Huesca no le queda otra tampoco. Se le han acabado las fiestas y ahora tiene que ponerse a currar a destajo. Las tres últimas derrotas, las dos calentitas en El Alcoraz, la conclusión del ciclo de bienvenida, dan paso ahora a ese caminito de espinas que le debe llevar por toda España persiguiendo la permanencia. Y hoy (22:00, BeINLaLiga) toca espina gorda, nada más y nada menos, que visitar al Atlético de Madrid. Un triple mortal con tirabuzón. Canela en rama.

Sin tiempo para lamer heridas y menos para lamentos, esta noche llega una nueva jornada en un calendario frenético, una salida de campanillas ante un rival que es adversario en el campo y aliado en los despachos y en los recuerdos en primera persona. No llega en el mejor momento para el Huesca tras la lección de impotencia aprendida el pasado viernes ante la Real Sociedad (0-1), donde el dominio del juego no supuso sumar puntos ante un rival ramplón. Esta hilvanada a la anterior, más merecida pero igualmente corrosiva, ante el Rayo Vallecano, han rebajado la euforia. El cuadro ha cambiado a un tono más realista al presupuesto y la visita al Wanda, con ese medidor económico, se aproxima con pocas perspectivas de esperanza. Un imposible que quizá es posible. Quién sabe.

Un viaje a Madrid que, junto al ya realizado al Nou Camp (8-2) y el que llegará al Santiago Bernabéu (31 de marzo), son los de mayor atractivo en una temporada que hay que saborear en estos postres. Este es el motivo por el que, en jornada laborable, 600 fieles oscenses irán buscando sueños, héroes a quien seguir. Se harán entre ida y vuelta los más de 900 kilómetros que separan Huesca de Madrid para disfrutar de esta primera noche de otoño en el barrio de San Blas.

El Atlético de Madrid es para el Huesca un club amigo. La relación es evidente en nombre propios. Comenzando por José Antonio Martín Petón, máximo accionistas del SD Huesca y colchonero más que confeso. La camaradería se amplia con el pasado profesional de Leo Franco, por el paso por su cantera de Jorge Pulido y Jorge Miramón y en el presente de otro de ellos: Werner está cedido por la entidad madrileña. Estos lazos harán de esta noche una fraternal reunión en familia donde los primos lejanos sacarán los cuchillos de debajo de la mesa cuando el árbitro González Fuertes pite el inicio.

Pensando que el domingo se repite ante el Girona, quizá un adversario al que será más fácil mirar a los ojos y con la necesidad de hacer del Alcoraz un Montearagón futbolero, esta noche se perciban las primeras rotaciones en el planteamiento de Leo Franco. Las variantes que entraron ante la Real Sociedad, con un 4-2-3-1 ofensivo más equilibrado, podrían retroceder a la táctica del 4-4-2 que fue exitosa en Eíbar y en San Mamés, partidos con un perfil más similar al que afrontará esta noche el Huesca: sin necesidad de tener la pelota, apostando por aprovechar el error del rival y salir como flechas hacia la portería de Oblak. Puede ser el momento de jugadores como el Chimy Ávila o Gürler, además de dar más minutos a Ferreiro o Semedo.

La genética cholista del Atlético de Simeone no atemoriza con una goleada como la sufrida en Barcelona. El juego de control y lenta asfixia siembran el mismo respeto para un equipo que junto a su entrenador y filosofía han hecho de la regularidad ganadora su identidad. Conquistada la Supercopa de Europa, el paso por la Liga está siendo dubitativo porque ya suma dos empates y una derrota. La victoria en Champions frente al Mónaco y la pasada en Getafe (0-2) han enderezado estas curvas para encarrilar al mismo Atlético de siempre.

Acertar el once de Simeone resulta un concurso. Porque las rotaciones harán acto de presencia pensando en el derbi ante el Real Madrid. El regreso de Vitolo, las bajas de Savic y Arias y la entrada de Carlos Isaac, que acaparará el lateral derecho ante el descanso a Juanfran, fueron las novedades de la convocatoria de ayer del Cholo. Un adversario amigo y enorme, como el objetivo del Huesca de quedarse en Primera. Nadie dijo que era fácil. Pero tampoco que es imposible. Nada lo es.