Practicar deporte es bueno para la salud; cualquier médico podrá suscribir esta afirmación. Y con más razón si ese médico es Maruan Chabbar, veterano centrocampista que juega en el Figueruelas. Chabbar combina su pasión por el fútbol con su trabajo desde hace cuatro años como médico interno residente de cardiología, en el Hospital Miguel Servet de Zaragoza.

"En total, llevo siete años trabajando en el Miguel Servet", explica Maruan Chabbar. "Anteriormente hice médico de familia, y ahora estoy en cardiología". A pesar de que ya tiene una consolidada trayectoria profesional, la carrera futbolística de Chabbar es todavía más larga. "Comencé a jugar en equipos de regional cuando tenía 18 años, y ahora tengo 32, así que ya se me puede considerar todo un veterano", comenta el centrocampista, que ha jugado, entre otros, en el Alcañiz, Monzalbarba y Utebo, antes de recalar en el Figueruelas. Del mismo modo, el jugador comenta que sus dos vocaciones le vienen de familia. "Mis padres son médicos, y mi padre también le pegaba al balón cuando era más joven, aunque no pasó de aficionado". Sobre su especialidad médica, Chabbar explica: "La cardiología tiene mucho que ver con el deporte, y siempre me ha interesado la medicina deportiva y la traumatología".

Ya en sus tiempos de estudiante, combinar la camiseta con la bata blanca supuso para Chabbar "un sacrificio extra", que se multiplicó cuando comenzó a trabajar. "Afortunadamente, en los clubs donde he jugado han sido siempre comprensivos, y me han dejado faltar a partidos o entrenamientos cuando ha sido necesario. Nunca he tenido problemas", afirma.

De hecho, Maruan Chabbar admite que los clubs se han aprovechado en alguna ocasión de su condición de médico. "Siempre te piden ayuda cuando se producen traumatismos en algún partido. Pero en la mayoría de los casos, lo único que puede hacerse es una primera valoración a pie de campo". Una de las emergencias que Chabbar recuerda tuvo lugar hace tres años, cuando un jugador del Monzalbarba se tragó la lengua en un choque fortuito. "Tenía un traumatismo craneal, y por la convulsión postraumática se tragó la lengua. Ahí sí que tuvimos que actuar con rapidez", recuerda. "Afortunadamente, no he tenido otra urgencia de tanta gravedad mientras jugaba".