La mirada de Oscar se alzó, incrédula, cuando bajaba por el túnel de vestuarios vestido por primera vez con los colores del Zaragoza. Justo detrás, Miguel Pardeza, director general, resoplaba al comprobar el lamentable estado del césped de La Romareda después del concierto de Metallica del pasado sábado. Multitud de suciedad, zonas quemadas, otras con calvas... El aspecto era desolador. Una carretilla mecánica se aprestaba entonces a sacar unos barriles de cerveza y ésa fue la primera imagen que el nuevo fichaje zaragocista recordará del estadio. Al menos, el operario dio marcha atrás, pero la surrealista presentación siguió sobre un terreno de juego que ha pasado a ser una nueva preocupación para el club aragonés.

La indignación en el Zaragoza es más que latente. Nadie entiende cómo se ha celebrado allí el concierto sabiendo de antemano que el césped quedaría dañado, como así ha sido, y por qué no, por ejemplo, el evento no se ha realizado en la Feria de Muestras, como ya se hizo con los Rolling Stones en septiembre pasado. Preguntas que para la entidad aragonesa quedan en el aire, pero no la realidad de un césped que puede ser muy complicado de recuperar para el primer partido oficial del equipo, el 21 de agosto en la ida de la Supercopa.

El gran problema ahora puede llegar por el calor. Si el sol aprieta fuerte en las dos próximas semanas será muy difícil que los trabajos de recuperación del terreno de juego tengan un efecto positivo. De momento, lo primero que se llevó a cabo ayer fue la limpieza del mismo, además de los trabajos de oxigenación, abono y riego. En los próximos días se seguirá oxigenando y regando para intentar recuperarlo. Si todo va bien y la metereología acompaña como lo hecho desde el concierto, en quince días presentará una palpable mejoría, salvo en las bandas, que es casi un problema endémico en La Romareda. Pero, ¿y si no lo hace? La única solución pasaría por replantarlo en las zonas más dañadas.

Mientras, en el Ayuntamiento de Zaragoza, la concejala de Cultura, Rosa Borraz, justificó la decisión de no llevar el concierto a la Feria de Muestras en "los problemas de transporte y de salida que se demostraron con los Rolling Stones", además de confirmar que una partida del presupuesto de la producción del evento está destinada a un seguro para el césped en caso de que hubiera que reponerlo y que se cubrió el mismo con una lona especial.

Pero queda demostrado que esa lona no sirvió para nada. Lo pudo ver Oscar, al que al menos se le llevó a la parte donde estaba el escenario --la mejor conservada-- para posar con su nueva camiseta. Enfrente, unos operarios se esforzaban en limpiar cantidades ingentes de vasos de plástico y basura. No era, ni mucho menos, el marco ideal para presentar a un futbolista.