Jorge Triviño ha ido coleccionando medallas en las categorías de base de la natación española. Cuando era infantil ganó una plata y un bronce en el Campeonato de España; cuando era júnior, dos platas y tres bronces.

El mes pasado debutó en un Open de Primavera absoluto y también tuvo premio: obtuvo dos bronces en la modalidad de absoluto-joven. "Era la primera vez que iba al Open. No me esperaba las medallas, hay mucho nivel. Además, me encontraba bien, pero sentía que me faltaba un poco. Me tiré al agua y dije: 'a tope'", recuerda. Compitió en tres pruebas, el 50, el 100 y el 200 espalda y en las tres dio ese poco que le faltaba. En las dos primeras fue bronce y en la última quedó cuarto, pero entró en la final A. Esta temporada será la última antes de que pase a ser absoluto, un momento clave en la carrera de un nadador. Pero Jorge no teme el paso definitivo: "Tengo ganas de seguir. Quiero alguna medalla absoluta. Con trabajo, creo que tengo posibilidades", explica. A los cuatro años empezó a nadar gracias a su familia. "En mi colegio de antes, mi hermano Ángel nadaba. Le vieron cualidades y los técnicos dijeron: 'vamos a meterle al equipo y también metemos a sus dos hermanos'. Ahí empezó todo", explica.

Desde entonces, ha pasado muchas horas yendo y viniendo de un lado al otro de la piscina. "Cuando nado, pienso en las cosas del día a día para no aburrirme. Algunos entrenos pueden llegar a ser muy aburridos: te viene a la mente alguna canción y estás repitiéndola todo el rato", señala.