Una genialidad de Eden Hazard, culminada por el juvenil Divok Origi, fue todo lo que necesitó Bélgica para sumar tres puntos ante Rusia, clasificarse para octavos y poner contra las cuerdas al equipo de Fabio Capello, que llegará a la última jornada con un único punto. En un flojo partido, escaso de ritmo y con pocas ocasiones, Bélgica no se atascó a menudo y Rusia ofreció muy poco. Los belgas tienen la idea de jugar en campo contrario, pero les falta ajustar las líneas y, sobre todo, encontrar a alguien que filtre el último pase a Lukaku, que pareció una isla.

Ese debiera ser Hazard, pero tirado a la banda izquierda apenas entró en juego en todo el primer tiempo. Rusia aplicó el plan con el que Fabio Capello ha hecho carrera; llegar lo más rápido posible al área contraria sin importar la forma. Eso fue suficiente para obligar a emplearse en tres ocasiones a Courtois y para reclamar un penalti de Alderweireld sobre Kanunnikov.

En el segundo tiempo, el equipo de Capello comenzó a jugar más cerca del área belga, acercándose al gol con un disparo cruzado de Eschenko (m.80). La ocasión rusa despertó a Bélgica y, sobre todo, a Hazard. El genio belga asumió el mando, estuvo a punto de marcar con un disparo cruzado y acabó entregándole el gol a Origi en el 87 tras una gran jugada por la banda.