Ni los más viejos en Vigo recuerdan unos números tan pésimos del Celta en casa: Nueve puntos y nueve derrotas en catorce partidos. Casi nada. Balaídos es un chollo para cualquier rival y algunas veces más que eso, ya que Deportivo, Real Sociedad y Espanyol salieron con cinco dianas en su haber ante la frágil zaga del conjunto celeste, la más goleada del campeonato con 58 goles en contra.

Sólo el Valladolid (3-2) y el Villarreal (2-1) se fueron de vacío ante los ojos de una afición viguesa que tiene que frotarse los ojos para creerse lo que está viviendo en esta temporada. Un curso que lo empezó con el espectáculo de la Liga de Campeones y que puede terminar con el naufragio del descenso. Por que los números del Celta en casa son para eso, para acabar en el Infierno de Segunda, en contraste con el aceptable bagaje que presenta a domicilio, donde acumula 19 puntos, una cifra adecuada para un aspirante a entrar en la zona UEFA.

Pero eso es imposible en el caso celeste por el enorme sumidero que supone Balaídos. Por ahí se le está escapando la vida a los de Antic y la grada lo sabe. Por eso, la fría y paciente hinchada celtiña es consciente de que tiene que estar a muerte con su equipo. Durante el curso, al principio y sobre todo en las goleadas encajadas, la afición mostró su malestar, pero ahora parece mentalizada de que toda ayuda va a ser necesaria. Después, será hora de pedir dimisiones y renuncias...

Siete puntos, renta deseada

Esta precariedad como local que muestra el Celta es una gran oportunidad para el Zaragoza, que puede dar un paso muy importante, casi decisivo, para la permanencia en la élite. Eso sí, el triunfo del Espanyol ayer ante el Athletic de Bilbao supone que si el conjunto de Víctor supera a los vigueses va a contar con siete puntos con la zona de descenso que marcan los periquitos , una renta que nunca ha tenido en lo que va de temporada.