Hay roles buenos en el fútbol y otros no tan positivos. Algunas etiquetas que no son fáciles de quitar y que vienen bien, pero otras que son una pesada losa. A Chuli, o a Manuel Jesús Vázquez Florido, ya le ha caído como fija la de refuerzo para enero en Segunda. El Lugo, que hizo oficial en diciembre su cesión sin opción de compra, supone la tercera vez en los últimos tres años, o cuatro cursos, que tiene que emigrar en el mercado de invierno. Chuli dejó el Betis en enero del 2015 para irse al Leganés, el año pasado abandonó el Almería para jugar en el Getafe y ahora lo ha hecho rumbo a Galicia. En los últimos años, solo en enero del 2016 no tuvo que hacer la maleta.

No tuvo ninguna oportunidad Chuli en el Getafe de Bordalás en Primera en la actual temporada. Por eso, cuando fue operado en el talón y en el tobillo de su pierna izquierda a principios de diciembre, el club azulón ya tenía decidida su salida y fue el Lugo el que más fuerte pujó por un delantero veloz y con mucha capacidad para jugar al espacio que ha demostrado que en Segunda puede ser una pieza muy útil para cualquier equipo, igual que hasta el momento la élite le ha quedado demasiado grande.

Chuli se ha recuperado de su lesión y la semana pasada, ante el Albacete, ya tuvo sus primeros minutos, 25 en concreto. Hoy pugna por una plaza de ataque con Cristian Herrera, pero es obvio, juegue o no de inicio, que el Lugo tiene puestas muchas esperanzas en él y en Jaime Romero para que sean decisivos en la lucha del cuadro gallego por atrapar una plaza de playoff o, más difícil aún, de ascenso directo.

Chuli, nacido en Huelva (25-1-1991) irrumpió con fuerza en el Recreativo y explotó en la temporada 12-13, con 15 goles en la categoría de plata, lo que le llevó al Betis. En Heliópolis no encontró su sitio ni en Primera (13-14) ni en Segunda (14-15). De hecho, en ese verano del 2014 estuvo a un paso de fichar por el Zaragoza y hasta se anunció una incorporación al final del mercado de fichajes que la Liga tumbó por el límite salarial. Esa temporada 14-15 el equipo zaragocista rozó el ascenso en Las Palmas. Quizá con Chuli no solo lo hubiera rozado.

El caso es que en enero de esa temporada Martín González volvió a la carga por el ariete onubense, pero con un margen muy estrecho y el punta se fue al Leganés, donde marcó 11 goles y fue clave en el conjunto pepinero, que rozó meterse en el playoff, puesto que ocupó el Zaragoza.

Hasta tres intentos

Así que el tercer intento que tenía previsto Martín González en en el verano del 2015 se convirtió en imposible y Chuli tomó rumbó hacia Almería, recién descendido de la élite y que apostó muy fuerte por el jugador para romper su contrato con el Betis. No respondió a todas las expectativas en el club almeriense (6 goles) aunque al menos sí aguantó toda la temporada sin tener que hacer las maletas para marcharse del cuadro andaluz.

Empezó el curso 16-17 con una continuidad muy irregular en el equipo almeriense que dirigía Fernando Soriano y en enero del 2017 se marchó al Getafe, cedido con opción de compra obligatoria en caso de ascenso. Firmó el cuadro azulón un retorno a la élite en el que Chuli ayudó con cinco dianas y afilando la zona de ataque del Getafe de Bordalás, con quien tuvo mucha continuidad (18 partidos de Liga y tres más de promoción de ascenso) en la categoría de plata.

Todo cambió tras el ascenso a Primera. Chuli pasó a un claro ostracismo y su salida estaba cantada desde principio de curso. Con su currículum en la categoría de plata, no le faltaron pretendientes, pero fue el Lugo el que más fuerte pujó. Chuli llegó al cuadro gallego cuando aún le restaba más de un mes de baja y hace una semana debutó ante el Albacete. Francisco lo ve vital para su ataque, ya que puede jugar como delantero centro o acostado en una banda y es un refuerzo de lujo para el cuadro lucense.