Que el CAI es un club que vive a toda velocidad, en el que los años parecen tener más de doce meses y las cosas se suceden sin descanso, volvió a evidenciarse ayer. Cuando octubre todavía no ha alcanzado su ecuador y no han transcurrido más que cinco jornadas de Liga ya han reaparecido en el equipo términos apocalípticos, más propios de otros momentos y de circunstancias más extremas. Por la herida en el orgullo que ocasionó la dolorosa derrota de León o porque en este club ganar es una obligación irrenunciable y perder un trago especialmente amargo, Urtasun calificó el partido de esta noche en Plasencia como "trascendental. A vida o muerte", dijo.

La declaración del escolta navarro, cuya polivalencia y buen rendimiento le han permitido adelantar posiciones en la rotación, evidencia el estado de ansiedad y de responsabilidad en el que vive la plantilla en el principio de Liga. A nadie en el equipo escapa que el tercer proyecto de ascenso es el más ambicioso económica y deportivamente, y que la respuesta debe ser muy superior a la ofrecida hasta ahora (dos victorias y tres derrotas). Por ello, porque la exigencia es máxima, y porque los triunfos espantan los males, eliminan las dudas y reafirman el trabajo hecho, el CAI se ha conjurado para extender a todo un partido el alto nivel que ha mostrado sólo en fases pequeñas y aisladas.

EL AVISO DE QUINTANA Después de lanzar un aviso para el que lo quisiera coger y de ponerse el traje de malo tras el descontrol de la segunda parte de León para provocar la reacción de alguno de sus jugadores, Oscar Quintana, que aseguró que "se puede perder y seguir vivos, y ganar y luego morir", descargó de presión a su plantilla y se la echó sobre sí mismo. "Aquí el máximo responsable soy yo. No creo en los tirones de orejas ni en las reprimendas", apuntó. Lo cierto es que para ganar en Plasencia (21.00, Teledeporte), un equipo que aún no ha vencido en casa, el CAI deberá rectificar sus errores, defender sin aliento todo el partido y aprender a jugar con el marcador. En esa tarea y sin Galilea, la respuesta de Ciorciari es trascendental.

Enfrente, el conjunto aragonés se encontrará con el equipo contra el que más veces ha jugado en su corta historia, pero que no guarda semejanza alguna con el que maravilló la temporada pasada. El Plasencia, donde sigue Dani García como técnico, ha perdido a Gianella (Lleida), Stewart (Menorca), Owens (Tarragona), Sala (Murcia), Lledó (Gijón), Ferrero (La Palma) o Kruiswijk, que puede acabar en Cantabria ante el desacuerdo económico con el CAI. Sólo Palacios sigue en el club.

HOWARD BROWN De la nada, el Plasencia ha construido una plantilla atractiva en la que sobresale Howard Brown, un alero extraordinario que martirizó al CAI con el León y que firma 19 puntos de media. Triguero, un joven pívot llegado de La Palma, es su referente interior (12 puntos y 10 rebotes), y Cuthbert, que sustituyó a Nicholas, su otro americano.