Tocado por la derrota en la Copa, el Madrid ha bajado de las nubes. Ahora, es un mar de dudas. En el Bernabéu se empieza a dudar de casi todo. Del juego del equipo, de algunas estrellas, del futuro del entrenador, del papel del director general e incluso de la politíca de Zidanes y Pavones . Y en medio de este ambiente enrarecido y crispado, y sintiendo el acoso de Valencia y Barcelona, al Madrid le espera hoy otra dura batalla. En La Catedral, nada menos.

Florentino Pérez ha decidido callar durante la tormenta que ha generado el fracaso copero. El presidente madridista prefiere esperar, confiando en que el equipo galáctico acabe ganando la Liga y la Liga de Campeones. Pero se le están complicando las cuentas. De momento, el Athletic, que lucha por un puesto en la UEFA, le espera hoy en San Mamés dispuesto a sacar provecho de la supuesta depresión blanca.

Lejos de bajar la guardia ante esta situación, Valverde y los suyos están preparados para luchar más que nunca. "Tenemos que ser precavidos porque el Madrid tiene muchos recursos para salir del bache", dijo ayer el técnico rojiblanco, que espera que sus jugadores salgan muy motivados. "Es una plantilla que está acostumbrada a jugar cada tres días", matizó Valverde. La cuestión es que no es la plantilla la que juega cada tres días. Es un equipo que Queiroz repite una y otra vez. Hoy, alienará a los mismos que perdieron la final. Con una única excepción: jugará Casillas.

Mientras el Athletic espera mantener las estadísticas de los últimos años --dos derrotas y dos empates en las cuatro últimas temporadas--, el líder llega a Bilbao con la impresión de ser un grupo vulnerable. Sin Ronaldo, con un Raúl renqueante y con un Queiroz distanciado de la plantilla y criticado por un sector de la directiva, que ya busca un recambio para el portugués si no llegan los éxitos.

Queiroz ha asumido todas las críticas, pero no se ha quedado callado y ya lanza algún reproche al club por no haber fichado en diciembre. Y es que, salvo Bravo, al técnico no le convencen los Pavones . Eso sí, el primer fuego que ha querido apagar tras el batacazo de Montjuïc ha sido el conato de rebelión que se detectó durante la final cuando varios jugadores le menospreciaron. Beckham, Guti, Salgado y Helguera encabezan el creciente descontento.