I gual que los dos oficiales napoleónicos de la novela de Joseph Conrad. Los duelistas, arrastrados por el destino a batirse una y otra vez aun cuando ya se ha perdido el recuerdo del agravio que motivó el enfrentamiento entre ambos, el FC Barcelona y el Real Madrid se vuelven a medir hoy (21.00 horas) en un duelo que, como sucede con todos los clásicos, resulta trascendente por sí mismo, al margen del tiempo, de las circunstancias e incluso de la voluntad de los implicados. Azulgranas y merengues podrían, en un momento dado, tomar la decisión de relegar la Copa del Rey en su orden de prioridades con el fin de centrar sus esfuerzos en otras competiciones, pero nunca, jamás, podrán rebajar la importancia de un clásico.

Y es por esa razón que un asunto como la posible ausencia de Leo Messi, que en una eliminatoria contra cualquier otro rival se hubiera considerado no solo asumible sino hasta aconsejable frente al riesgo de una lesión, era contemplada ahora por el barcelonismo con una inquietud muy comprensible, cercana al pánico. Por el momento, el aductor del muslo derecho del capitán respondió ayer positivamente durante el entrenamiento vespertino y el crack rosarino entró en la lista de convocados para el partido de esta noche en el Camp Nou, por lo que todo apunta a que la estrella azulgrana no se perderá la cita.

Una convocatoria que ofreció Ernesto Valverde en la que, en cambio, no figura Ousmane Dembélé, que se entrenó junto a sus compañeros por primera vez desde que hace 17 días sufrió un esguince en el tobillo izquierdo pero cuya reaparición deberá esperar hasta el partido de Liga del próximo domingo en San Mamés.

UNA LISTA DE 19

Valverde confeccionó una lista de 19 jugadores y antes del encuentro deberá descartar a uno de ellos. Si, como parece seguro, Messi está en condiciones de jugar, lo más probable es que esa plaza en la grada sea para alguno de los centrales, puesto que el entrenador ha convocado a cuatro de los cinco que tiene disponibles (Piqué, Lenglet, Vermaelen y Murillo; el joven Todibo sigue haciendo su máster particular). De esos cuatro es Murillo, casi inédito desde que llegó cedido por el Valencia, el que más números tendría para quedarse fuera. Quien sí tiene el puesto asegurado en el banquillo es el guardameta del filial Iñaki Peña, que entra en el grupo en sustitución de Jasper Cillessen, el portero titular de la Copa, de baja por una rotura de sóleo.

Una de las incógnitas que el técnico azulgrana deberá despejar es quién acompañará en el centro del campo a los ineludibles Sergio Busquets y Rakitic (que ambos estarán en el once inicial se paga a una cuota de 1.01 en las casas de apuestas). Jugando en casa, al Barça le conviene guardar la pelota y evitar un choque de ida y vuelta, lo que hace pensar que Arthur, que solo jugó 24 minutos ante el Valencia, tendrá un sitio en la alineación. Pero tampoco hay que desdeñar el expediente de Arturo Vidal en sus enfrentamientos con el Real Madrid, al que ha marcado goles enfundado en las camisetas de la Juventus, el Bayern y el Barça. Y no es para nada descartable alguna alternativa menos habitual, como la presencia en la medular de Sergi Roberto, cuyas actuaciones frente al eterno rival nunca bajan del notable.

El Madrid solo tiene la baja de Vallejo, en el tramo final de su recuperación. La reacción blanca está amparada en la figura del joven Vinicius, siempre listo para tirar del equipo en ataque y desequilibrar, con Benzema explotando su cara más goleadora, con seis tantos en cuatro partidos consecutivos anotando, y a la espera del regreso de la mejor versión de Bale. La presencia del galés es la única duda por despejar en el dibujo de Solari. La BBV que se estrenó de inicio ante el Alavés no engrasó bien y Lucas Vázquez parece intocable hoy.

Juegue quien juegue ambos equipos son muy conscientes de estar disputando algo más que el partido de ida de las semifinales de la Copa. Recién ingresados en un mes de máxima exigencia que puede determinar la suerte de las tres competiciones en liza, un resultado claro a favor de uno u otro tendría un efecto anímico importante. Los azulgranas quieren cortar la trompeteada progresión del equipo de Solari y devolverlo a la Tierra. Los blancos buscan reengancharse a la élite e inocular el virus de la duda en el conjunto de Valverde. Los dos quieren estar en la final del Benito Villamarín y optar al triplete. Pero, por encima de todo, ambos quieren batir al rival, a ser posible de forma humillante, y prepararse para el siguiente desafío. Y vuelta a empezar. Como advirtió Joseph Conrad, no hay descanso para los duelistas.