La incertidumbre preside el presente del Real Zaragoza, pero también su futuro inmediato. Más allá del aspecto deportivo, con el equipo aragonés todavía en plena lucha por evitar el descenso a Segunda B, la inestabilidad también afecta a la propia entidad, en la que cada vez parece más factible que se produzcan movimientos a partir del verano. Los escenarios posibles muestran, en primer lugar, la posible entrada de liquidez externa. La propiedad admite que lleva años dispuesta a que entre más capital y eso no ha cambiado.

Pero, si esta aportación externa no se produce, se abre otro escenario que contemplaría movimientos de mayor alcance que, incluso, incluirían un posible traspaso de poderes en el club. Pero, eso sí, solo en caso de dejarlo en buenas manos. Nada de propuestas exóticas o difusas. La actual propiedad solo escucharía ofertas fiables y seguras que garanticen la supervivencia y una gestión seria y solvente del Real Zaragoza.

En todo caso, el desgaste hace mella en la actual propiedad. La erosión interna es un hecho desde hace tiempo, pero se ha acentuado todavía más como consecuencia de una temporada, la actual, en la que el fracaso ha sido estrepitoso. Por primera vez, desde la cúpula del club se llegó a fijar el ascenso como el único objetivo, pero la realidad es que el fiasco llegó demasiado pronto y la afición, con la mayor masa social de los últimos quince años, ha sufrido uno de los mayores desencantos de los últimos tiempos. Y su confianza en el club y en sus dirigentes ha quedado seriamente maltrecha.

De este modo, la inyección de capital externo asoma como una posibilidad cierta, pero no existen ofertas concretas todavía y ni siquiera está claro que vayan a producirse. Sí hay personas vinculadas de algún modo al Real Zaragoza que estarían dispuestas a aportar dinero para entrar en el club y hacerse cargo de un paquete de acciones para pasar a formar parte de la entidad. Pero nadie confirma nada. Si hay negociaciones o conversaciones, se están produciendo desde el hermetismo más absoluto.

Un cambio de poderes o la entrada de capital acarrearía, a su vez, otros movimientos. Por ejemplo, en caso de inyección económica procedente del exterior, las opciones de que Víctor Fernández continuara en el Real Zaragoza ganarían enteros. Pero no como entrenador, puesto en la que el técnico aragonés ya ha dejado claro en numerosas ocasiones que no seguirá. Pero quizá sí como máximo responsable de la parcela deportiva. Una especie de mánager con plenos poderes para la confección de la plantilla y la toma de decisiones en el plan deportivo. Faltaría por averiguar cómo afectaría esta opción a la actual dirección deportiva.

LA BAZA ADICIONAL

Parece, pues, cada vez más claro que, si se dan las condiciones favorables y se le asegura un margen de maniobra considerable, Víctor podría seguir. Pero siempre ocupando un cargo relevante dentro de la estructura del club. Además, su presencia rescataría la baza de un entrenador interino de garantías, como lo fueron Luis Costa o Manolo Villanova, en caso de necesidad. Algo que ahora le ha servido al Sevilla para que Caparrós bajara del despacho al césped para hacerse cargo del primer equipo andaluz tras la destitución de Pablo Machín.

Así que todo está en el aire. Incluida la continuidad de la actual distribución del paquete accionarial. Ahora, la Fundación Zaragoza 2032 controla casi el 85% del capital social de la SAD, después de la ampliación de capital que se llevó a cabo en marzo del 2015 para pasar de 2 a 4,5 millones y de establecer y cerrar la donación a los socios de la temporada 2013- 14 de las acciones que Agapito Iglesias vendió a la fundación (más del 94% del capital). Esa donación de acciones fue algo más del 8% del total para que ahora los cuatro patronos de la fundación controlen ese 85% y el resto de pequeños accionistas, el 15%.

La familia Alierta, con Prado de Altaoja, es el mayor accionista de la entidad, con el 27,9% del capital social. Mientras, la familia Yarza, con Gredinco, Carlos Iribarren, con Tecnoiragin, y Juan Forcén, con Sport Around The World, se reparten un 19,02% cada uno en el mapa de accionistas que tiene un Real Zaragoza sobre el que parecen soplar vientos de cambio. Aunque nada es seguro. De hecho, quizá todo continúe igual.

Y es en este último escenario en el que el club se vería abocado a la venta de sus mejores futbolistas. Porque la Fundación tiene claro que no aportará más dinero. Desde su llegada en el 2014, los patronos de la Fundación Zaragoza 2032 han ingresado fondos, según expuso la propia entidad en la última junta de accionistas, por valor de 22 millones de euros de forma directa, en ampliación de capital o préstamos. Y no habrá más aportaciones. Así que, si no se produce la inyección de liquidez procedente del exterior y no se materializan otros movimientos societarios, la entidad recurrirá a la venta de patrimonio -futbolistas- para cuadrar cuentas.