Enero marca un mes decisivo para Cezary Wilk, para ver si el club decide darle de alta federativa y que pueda acabar la temporada o para establecer la fecha de su retirada del fútbol. El centrocampista fue operado por tercera vez en el ligamento cruzado de su rodilla derecha el 11 de mayo pasado y el club, en un gesto de buena voluntad, le renovó un año su contrato, que finalizaba en junio para que continuara su recuperación y, en enero, decidir si se le inscribía o no para acabar la campaña.

De momento, no hay tomada una decisión al respecto y el club aún no se ha sentado a hablar con el jugador, que empezó a trabajar con el grupo el pasado 27 de noviembre y que ha ido aumentado las cargas y la intensidad en sus entrenamientos.

Ahora mismo, ya es uno más en el grupo y ayer, por ejemplo, completó la sesión matinal y la vespertina al mismo nivel que el resto y realizando los mismos ejercicios. El club va a dejar en Wilk la decisión. Su renovación por un año fue por el mínimo salarial (algo menos de 80.000 euros) y su ficha ya está incluida en el límite fijado por la Liga. Es decir, el coste de Wilk ya está en los parámetros económicos de la entidad para este curso. Lo único que resta es activar el alta de su ficha si se ve en condiciones de competir.

Hasta el momento la evolución del futbolista ha sido buena, muy lenta, porque así se ha querido en los servicios médicos para evitar una recaída, pero teniendo buenas sensaciones. De todas formas, no es menos cierto que el peligro de una nueva rotura también será mayor cuanto más cerca esté de alcanzar el ritmo competitivo.

CONFIANZA CIEGA / En este sentido, el club tiene confianza ciega en el polaco, en su honestidad a la hora de decidir si puede o no seguir jugando al fútbol. En el Zaragoza se tiene un altísimo concepto del futbolista, que se ha ganado por su profesionalidad, empeño y carácter tanto a sus compañeros como a los dirigentes. Si Wilk se ve para seguir, será un refuerzo para una medular ya poblada con Zapater, Eguaras, Ros o Guti, teniendo en cuenta que las características del polaco son las de un pivote defensivo claro, un jugador que destaca por su despliegue, capacidad en la recuperación y sentido táctico.

Wilk, que cumplirá 32 años el 12 de febrero, recayó de su lesión a finales de abril y fue operado de la plastia del ligamento cruzado anterior en la rodilla derecha por tercera vez en mayo. Ya se le había roto antes en un entrenamiento, el 27 de septiembre del 2016, y ya fue operado de la misma rodilla en octubre del 2015 tras lesionarse en Montilivi, en un partido ante el Girona. El centrocampista llegó al Zaragoza en ese verano del 2015 y en los dos años y medio que lleva en el club aragonés su calvario con la rodilla ha sido continuo. Ahora, llega el momento de la decisión sobre su futuro.