Alrededor de las siete de la tarde llegaba Víctor Muñoz, acompañado del segundo entrenador, Raúl Longhi, del preparador físico, Manuel Lapuente, y del preparador de porteros, Eduardo Basigalup, para reunirse con el club, con el presidente, Christian Lapetra, y con el director deportivo, Ángel Martín González. A Víctor se le comunicó, en una reunión que duró una hora, la decisión de que no continuaba al frente de la entidad, una decisión que se vio acelerada por lo sucedido después del partido en Soria.

Ahí, tras la derrota ante el Numancia, un Víctor Muñoz alterado y nervioso fue ya avisado por los rectores de que lo mejor era su salida, pero que se fuera renunciando al dinero que le correspondía hasta final de temporada, lo que aún alteró más al entrenador, que llegó a la sala de prensa y lanzó un desafío: "Si queréis me voy mañana mismo. Y eso es para todos". Lo hizo con la voz entrecortada, señal de esa alteración y dando el mismo mensaje que antes había dicho en los vestuarios a los dirigentes y a todo el que le quiso escuchar.

Tras esa rueda de prensa, el Zaragoza entendió que no podía cruzarse de brazos, que era necesaria una respuesta, pero maduró la decisión durante el domingo, porque está enfrascado en negociaciones tan vitales como la de Hacienda. Pero esa negociación, que ya había servido de freno, esta vez no lo fue, aunque el domingo la decisión de mantenerlo, al menos hasta el partido ante la Ponferradina en La Romareda y que ese encuentro sirviera de plebiscito popular, también tenía su peso.

El técnico entrenó a sus jugadores en la mañana del domingo en la Ciudad Deportiva y se fue a Barcelona, pero ya intuía que tenía las horas contadas, por eso regresó ayer al mediodía, acompañado por sus ayudantes. El diálogo fue muy fluido ayer desde primera hora de la mañana entre los consejeros, aunque no hubo consejo como tal, pero sí conversaciones entre los dirigentes, muchas de ellas telefónicas, y Martín González, que regresó ayer de Brasil.

CHARLAS Y REUNIONES

La decisión a todos los efectos estaba tomada a primera hora de la tarde, por esa necesidad que se veía en el club de dar una respuesta a ese desafío de Soria, pero se esperó a anunciarla a hablar cara a cara con el entrenador, que llegó a mediados de marzo, en la jornada 31 del curso pasado en una gestión realizada por García Pitarch, exdirector general y que tenía contrato con el club hasta junio del 2015, con un salario de 180.000 euros anuales. No trascendieron ayer detalles del acuerdo con Víctor, pero desde el club se aseguró que el finiquito no iba a ser ningún problema.

Víctor abandonaba las oficinas de la entidad pasadas las ocho de la tarde en su coche y junto a Lapuente. En principio, la idea de él y de su cuerpo técnico es pasar unos días en Zaragoza antes de regresar a Barcelona.