A Paco López siempre le ha atraído el mundo de la integración social de los discapacitados. "Tengo una tía con síndrome de Down. Con los años realicé los estudios de técnico superior en integración social. Ahora hago Educación Social, una diplomatura de tres años", afirma el zaragozano.

La segunda afición de López es la montaña. Decidió fundir sus dos pasiones creando con unos amigos el club Al Filo de lo Posible . Lleva un año de existencia. "Está adherido a la Fundación Benito Ardid, que tiene 202 chavales acogidos. Trabajan en residencias, centros de dia y centros ocupacionales", explica Paco López, que es el presidente del club. "Estamos asociados a la Federación Española de Deportes con Discapacidad Intelectual y a la Federación Aragonesa de Montaña", explica.

El club crece día a día y en la actualidad tiene unos ochenta socios. "Tienen problemas psíquicos genéticos, lo que se llama síndrome de Down. Otras discapacidades son las espinas bíficadas y también hay personas con dificultades al nacer". Los hay con problemas asociados. "Tienen discapacidad psíquica, física, sensorial, trastorno mental y retraso psicomotor".

Paco López se involucró en el proyecto del pueblo abandonado de Isin, cerca de Sabiñánigo. Es el director de la iniciativa. "Es un pueblo del Gobierno de Aragón. Nos lo han cedido por 30 años y estamos haciendo una granja escuela y un albergue. Introduciremos a los chavales en el mundo de la montaña". En el verano del 2005 se quiere inaugurar esta iniciativa que comenzó las obras en el año 2000. Allí viven dos familias, entre ellas la de López.

Actividades

En Isin se centrarán las actividades de deportes de aventura de los discapacitados. "Dentro del club ya se ha practicado senderismo, escalada en rocódromo y montañismo. Buscamos cosas sencillas, que puedan hacer todo el mundo". De cara a la próxima temporada se introducirán "los paseos con raquetas y bicicleta de montaña. También me gustaría que subieran con crampones y piolet el Moncayo".

Isin no sólo estará abierto a los discapacitados. "El pueblo tiene que autofinanciarse. Va a ser un sitio público, para todo el mundo, aunque tendrán prioridad los discapacitados", afirma López.

Al Filo de lo Posible ya ha subido al Aneto, el Moncayo, el Monte Perdido y Oturia. "Nuestra idea es hacer picos sencillos, que no requieran gran dificultad logística y técnica". Alguno de los ochenta componentes tienen capacidad para realizar vías de escalada en Morata y Riglos. "Este año hicimos en Alagón una jornada de escalada y se apuntaron 80 chavales. Se quedó gente sin poder subir", afirma López.

El club, junto a FEAPS Aragón, promovió este verano la expedición al Kilimanjaro. "Fueron ocho montañeros del club. El balance fue muy positivo, aunque no conseguimos la cumbre". Pero lo más importante era demostrar que "personas con discapacidad intelectual pueden ir a la montaña y vivir una vida complicada en una expedición". La mayor dificultad de estos deportistas es que "tienen concepciones diferentes de las distancias, el tiempo y el sufrimiento. Pero con ganas y apoyo del grupo, pueden hacer cosas increíbles", dice.

El grupo no pudo llegar a la cumbre puesto que "tuvimos problemas con el tiempo. Nos nevó y el sendero estaba helado. Con un chaval llegamos a los 5.200 metros". Los monitores decidieron dar marcha atrás. "Estábamos en una primera expedición en la que no nos podiamos permitir el lujo del más mínimo fallo y decidimos bajar". Los guías del Kilimanjaro certificaron a Fernando Berges la cumbre del Kilimanjaro "puesto que en condiciones normales hubiera llegado arriba".

Siete personas trabajan con López en Al Filo de lo Posible . "Unas estan en la Fundación Benito Ardid y otras provienen del mundo de la montaña. Una de mis ilusiones es que en la junta directiva haya gente con discapacidad que pueda decidir", explica.