Los abogados de Cristian Lobato y del Real Zaragoza no alcanzaron un acuerdo ayer en el acto de conciliación celebrado en el Centro de Mediación, Arbitraje y Conciliación en la capital aragonesa y, en consecuencia, la demanda por incumplimiento de contrato fue ratificada y sigue su curso. De este modo, será el juez el que decida, aunque todavía el juicio no tiene fecha. En esa demanda, el ahora jugador de Osasuna pide por daños y perjuicios más de tres millones de euros, es decir la totalidad del salario que tenía pactado con el Zaragoza a partir de esta temporada y hasta el 2018, cinco años, con unas cantidades que iban subiendo cada curso a partir de los 600.000 euros que habría tenido en su primera campaña.

La historia arranca en diciembre del 2012, cuando Agapito Iglesias llega a un acuerdo con Promoesport, la agencia de Rodri Baster, pacto que incluye más contrapartidas, para fichar a Lobato, entonces uno de los jugadores más destacados del Barcelona B, triplicando sus emolumentos en el filial en un contrato que se firma en enero pasado. El jugador comenzó al mes siguiente una baja por lesión por una tendinitis rotuliana. Su salario era inasumible en Segunda y el extremo intentó, sin suerte, marcharse a otro club en verano. De hecho, se sometió a una revisión médica por el Reading inglés, que no superó. Tampoco la del Zaragoza en agosto.

Ante la falta de acuerdo con el club aragonés, que entiende que no hay incumplimiento por no haber superado bien la revisión y que este contrato es nulo, el jugador catalán decidió al final ir a juicio por los tribunales ordinarios y no por la legislación deportiva porque Promoesport tiene la absoluta certeza de que el juez les dará la razón, ya que, según su argumentación, un contrato no puede quedar firmado a expensas de un reconocimiento médico.

SIN DEBUT EN OSASUNA

Lobato fichó a principios de enero por Osasuna, donde aún ni ha tenido minutos ni ha sido citado, aunque sí se entrena con el resto del grupo. De hecho, su debut en Osasuna apunta a tener que esperar un tiempo más. En el club navarro percibe uno de los salarios más bajos, ya que no supera los 100.000 euros y la entidad tampoco se ha reservado una opción preferencial sobre el jugador para la próxima temporada. El juez, en su resolución, podría dictar que las cantidades que percibiera el futbolista en Osasuna se restaran de la petición de su demanda.