Se ha visto de todo en la localidad de Jaca. Pero el pasado sábado se superaron todas las previsiones. Grandes y chicos escalando en monumentos, paredes de estaciones de autobús, de gasolineras, colegios, pabellones deportivos... Los 60 participantes del I Open Street Boulder fueron durante la mañana del sábado unos imitadores aventajados de Spiderman. Esta curiosa iniciativa la tuvo el Club Escaladores del Pirineo de Jaca y el éxito fue tan grande que ya se piensa en la segunda edición.

Fue Patricia Ordoñez la que tuvo la idea de organizar el Open Street Boulder. «Soy asturiana de Infiesto y vine a Jaca hace diez años por el trabajo de mi marido. En los años ochenta se escalaba en el muro de la gasolinera junto al colegio San Juan de la Peña cuando en Jaca no había nada de escalada. De allí surgió la idea y también viendo videos de competiciones en Londres y, en Valencia», dice Patricia Ordóñez.

Los organizadores fueron buscando muros por Jaca y le presentaron un proyecto al Ayuntamiento de Jaca en enero. «Tuvimos muchas reuniones con el arquitecto, con el concejal de deportes y el alcalde porque hay muros de edificios públicos y privados y había que ver dónde nos podían dar permisos. Pero todo fue muy rápido aunque nos tumbaron muchos lugares donde se podía escalar. Por ejemplo, el antiguo cine cuyo dueño era una empresa catalana. Para la próxima edición igual movemos escalar en alguna de las paredes de la catedral», afirma con ironía.

ÉXITO

Ordóñez está muy contenta con la iniciativa. «La verdad es que no pensábamos que fuera a tener tan buena acogida. La gente estaba súper contenta tras la competición. Estuvo Quique Muñoz, el concejal de deportes. La prueba tendrá continuidad y habrá que mejorarla», dice.

La organización buscó 40 bloques por todo Jaca. «Pusimos dentro y fuera de la estación de autobuses, en el Palacio de Congresos, el muro de la gasolinera, el Monumento de la Paz... No había roca natural y era todo urbano». Se apuntó gente de todas las edades. Los 40 bloques se dividían en cuatro zonas. «Dimos una plano indicando en qué calle estaban los bloques y cómo eran. Había cuatro colores. El verde era el más fácil, después amarillo, rojo y el más complicado el negro».

En cada bloque se colocó una colchoneta y una foto del bloque con una marca de la salida y otra de la llegada. Por detrás de las fotos se indicaba por dónde se podía subir. Los escaladores podían comenzar por la escalada que quisieran. «Eso fue bueno porque no se acumuló la gente en el mismo sitio. Cada vez que se llegaba arriba se sumaba un punto independientemente de la dificultad del bloque», explica Ordóñez.

Solo el ganador hizo los 40 bloques. «Fue el oscense Héctor Pradera. En mujeres venció la benasquina Edurne García, que completó 27 bloques». La escalada con mayor aceptación fue el Monumento a la Paz. «Está en la avenida de Francia. Las dos rutas que se trazaron eran fáciles y gustaron a la gente», valora Ordóñez. La competición contó con 14 voluntarios. «Son todos amigos. Estaba mi marido, que le tocó quitar y poner colchonetas al pobre», explica con humor.

El club cuenta con 35 socios y todos son escaladores. «Llevamos el rocódromo que se encuentra en la escuela de música, en las antiguas naves de Agroman. Hay doce vías de escalada para entrenar y el resto es todo boulder. También tiene un campus y un gimnasio», dice Patricia Ordoñez. El club organiza actividades para niños. «Este año tuvimos 40 chavales y en los Juegos Escolares compitieron 25 niños. Enol Allende, mi hijo, fue campeón de Aragón benjamín». También organiza en enero el Encuentro de Escaladores del Pirineo.