Llega la temporada alta a la montaña. Los refugios del Pirineo aragonés multiplican sus visitas entre semana y, sobre todo, los fines de semana durante julio y agosto. Pequeños y mayores practican el deporte en la naturaleza subiendo tresmiles y realizando travesías.

Hay casos de saturación extrema como el refugio de Góriz, donde no hay plazas hasta septiembre. En Estós, Respomuso, Renclusa o Angel Orús todavía quedan plazas. Pero los amantes de la montaña son cada vez más previsores y reservan sus plazas incluso desde enero, como es el caso de Góriz.

El refugio de Respomuso, en el macizo del Balaitous, cuenta con 107 plazas. "La gente se planifica con más tiempo las vacaciones y llaman desde junio para reservar la plaza", explica su guarda, Dani Abajo. La media pensión para el federado cuesta 18,50 euros y para el no federado 27,70 euros.

Abajo afirma que "últimamente hay gente que termina de trabajar los viernes por la tarde y viene por la noche. Hemos tenido casos de llegar montañeros a las dos de la mañana. Eso es una falta de respeto para el que duerme". El guarda recomienda que los que "vengan a hacer travesía, lleven crampones y piolet, puesto que hay nieve a partir de los 2.600 metros".

La Renclusa

En La Renclusa, en el valle de Benasque, tienen un gran problema, puesto que la ampliación a 95 plazas ha estado paralizada este año. "Las 40 plazas no dan mas de sí. Los que vienen sin reserva sólo tienen dos opciones: o vivaquear, o irse para abajo", apunta el guarda José María Carrera.

Carrera no pierde fácilmente la paciencia con los clientes. "Hay gente que se piensa que esto es un hotel. No perdemos la paciencia, de lo contrario nos rebajaríamos al mismo nivel que algunos visitantes".

En el refugio del Forcau, en el valle de Eriste, hay 101 plazas. "Siempre dejamos 10 plazas libres para los montañeros que no reservan y vienen a última hora", explica Fernando Román.

Román es consciente de que a partir de ahora "llega la gente de la capital estresada y los debes tranquilizar". El guarda conoce artimañas "para controlar a los turistas. A veces nos podemos agobiar cuando tenemos que servir a la vez 90 cenas. Pero respiras hondo y cuentas hasta diez", dice Román.

En el refugio de Estós viven los guardas algo más tranquilos. "Contamos con 120 plazas y hay de 30 a 40 reservas diarias. El primer día completo que tengo en la agenda, exceptuando este fin de semana, es el 12 de agosto", apunta Fernando, el guarda del refugio altoaragonés. Es típico en Estós "subir por la mañana, comer en el refugio y regresar a media tarde". Las ascensiones más frecuentadas son a los picos de Gias, Clarabide, Perdiguero y Posets. "La gente que visita el refugio se porta bien. Pero algunos se deben concienciar que esto es una instalación deportiva y que la basura que generan la deben bajar", cuenta el guarda de Estós.