Quedaban tan solo cinco minutos para que terminara el partido entre los equipos femeninos del Malkaitz y el Balonmano Colores. Las aragonesas ganaban con suficiencia a las navarras. En Basauri tenían el ascenso a la División Plata en el bolsillo. Se cumplía el gran sueño de esta cantera que se formó hace diez años y en la que la integración y el deporte femenino son prioritarias.

Fue en ese momento cuando Juan Luis López, el técnico del Colores, sentó a su portera titular. Es Jacky Honnest. Pequeña y explosiva, le dio el testigo en la portería a Mamb Nixon. Entre ambas hay una semejanza. Son madre e hija. Nixon, la madre, tiene 38 años y nacionalidad camerunesa. Jacky tiene 15 años y es su primogénita. No se conocen casos similares a los de las africanas en el balonmano femenino de élite nacional.

«Estábamos nerviosas tras tres partidos de tanta tensión en la fase de ascenso, no podíamos más y lo primero que se nos ocurrió al acabar fue ponernos a bailar. También nos acordamos de las compañeras que no pudieron estar con nosotras en el partido», afirma Mamb.

Ambas son simpáticas y tienen siempre la sonrisa en la boca. La madre comenzó a jugar a balonmano esta temporada. «Fue Isabel Villarroya, la vicepresidenta de Colores, la que le ofreció a jugar a mi madre». Mamb no lo dudo un instante. «Pensaba que por probar no perdía nada. El primer encuentro que jugué fue frente a Maristas. Estaba súper nerviosa. Creo que hice una sola parada en un contragolpe. No sé de dónde saqué la mano», explica Mamb Nixon.

Su hija comenzó a jugar al balonmano un año antes. Aunque los primeros pasos en el deporte para Jacky fueron en la gimnasia rítmica. «A mí no me gustaba que practicara este deporte. Jacky es muy fuerte y muscularmente muy potente. Allí se busca otro tipo de físico. Pero ella no lo comprendía», dice Mamb.

Pero todo cambió cuando Miguel Mendo, el responsable de Balonmano Colores, le echó el ojo a la hermana pequeña de la familia. Es Ngo Nyap. Ese día le acompañó al primer entrenamiento de Colores Jacky. Desde entonces le entró el gusanillo del balonmano en su cuerpo. Ahora Ngo es una de las jugadoras más importantes del equipo de Colores con su imponente 1,80 de altura en el equipo infantil. La familia tiene un chico. Se llama Hibson. Pero practica fútbol y es hincha del Real Madrid. «Le hemos intentado meter en el balonmano. Pero no es lo suyo», se lamenta con ironía su madre.

Mamb llegó a Zaragoza hace 18 años y Jacky cuando tenía un año y medio desde Camerún. «Nunca he tenido problemas de integración. En Zaragoza tengo a mi familia que son los amigos. Son gente que me apoyaron y me acogieron. Ese cariño siempre lo he sentido», recuerda. Mamb admira la capacidad de trabajo de Jacky. «Es muy cabezona para hacer las cosas. Como portera es súper tranquila. Tiene un punto fuerte como portera. Es muy buena parando con los pies, aunque tiene que mejorar por arriba».

Jacky envidia la moral de su madre. «Siempre tiene una actitud muy positiva. Si le sale algo mal, no se viene abajo. Sonríe siempre y es un plus para el equipo. Pero en los partidos se relaja a veces y se despista rápidamente». Ambas son admiradoras de la portera Silvia Navarro. «Su forma de ser, su tranquilidad y su temple en la portería es lo que me gusta». Ahora llegan unas largas vacaciones antes de que comience la competición. «Ahora quiero desconectar. No sé dónde iré de vacaciones, pero me gustaría ir a Camerún», reconoce Jacky.