No es habitual que un jugador pida ir con el equipo sin estar en la lista de convocados en un viaje nada cómodo como el que hizo el Zaragoza a Las Palmas. Diez horas de ida entre el bus, las esperas y el avión y otras tantas de vuelta. Javi Ros lo hizo. Y no solo eso, una vez allí, el lunes se ejercitó por la mañana antes del partido junto al preparador físico y lo hizo tras el choque con los futbolistas que habían estado en el banquillo. El compromiso del centrocampista navarro hace tiempo que es indudable, pero no deja de dar ejemplos de él.

No es de extrañar que a Víctor lo tenga ganado. En Las Palmas ya tenía el alta médica, pero al final estuvo en la grada. Hoy apunta a ser suplente, ya que lleva casi cuatro semanas de baja desde que cayó lesionado en la rodilla izquierda por una dura entrada de Keidi Bare. «Desde que un jugador tiene el alta médica quiere decir que está capacitado para arrancar de inicio y poder jugar los noventa minutos, pero lógicamente la dificultad de Javi Ros sería más grande porque lleva cuatro semanas sin competir, ha tenido una fractura y estuvo muy parado los primeros días», señaló ayer el técnico, dejando entrever que hoy el navarro, que aún luce en la pierna izquierda un vendaje en la zona lesionada, empezará en el banquillo, aunque su despliegue físico, su compromiso y su ascendencia en el grupo anuncian que su regreso al once no anda lejos, quizá la próxima semana contra el Albacete en La Romareda.

Javi Ros se lesionó en el partido contra el Málaga el 13 de enero pasado, hace 27 días, y el diagnóstico estableció una fractura del peroné izquierdo que marcaba un periodo de baja en torno al mes y medio. Sin embargo, Ros dejó claro desde el primer minuto que iba a acortar los plazos de recuperación y se puso el objetivo de volver en Las Palmas. No lo consiguió por poco. Solo se ha perdido los encuentros ante el Rayo Majadahonda, el Oviedo y Las Palmas, que ya vio como integrante de la expedición.

Ros comenzó el curso como indiscutible para Idiakez, que lo había tenido en el filial de la Real Sociedad y que le dio todos los minutos después de que el técnico vasco fuera clave en la renovación del navarro, que había rechazado la primera oferta del club en mayo. Al final, una mejora en la propuesta propició su continuidad y su papel de fijo con Idiakez cambió con Alcaraz, que lo mandó de forma incomprensible al banquillo, aunque lo rescató en el tercer partido, en Tarragona, donde cuajó una gran actuación. Sin embargo, sufrió una rotura muscular en el muslo izquierdo de la que también acortó plazos. Con Víctor empezó como fijo hasta que Keidi Bare le envió a la enfermería en el tercer encuentro de la etapa del técnico zaragozano, que abre de par en par las puertas del regreso del segundo capitán.