El nuevo Real Zaragoza celebró ayer su primera reunión del consejo de administración en las oficinas del club. Allí se trazaron las líneas maestras sobre las que van a trabajar en los primeros días los nuevos consejeros, que parten de la idea de no dejarse arrastrar por las urgencias del club y por eso no se quieren dar pasos en falso ni tomar decisiones equivocadas. Paso a paso, los dos primeros focos se han puesto sobre la plantilla y los abonados, a los que se quiere lanzar un mensaje lo antes posible, que es la próxima semana.

Christian Lapetra y los consejeros se encontraron en el club con una propuesta para la campaña de abonados 2014-15, un plan que se había esbozado antes de que la Fundación Zaragoza 2032 tomara las riendas. Durante los próximos días se va a estudiar y a tratar de mejorar, con la intención de que el zaragocismo recupere el vigor del pasado. Se trata, en definitiva, de aprovechar el tirón de la ilusión que ha despertado en el horizonte de la afición la desaparición de Agapito Iglesias.

La idea del club es recuperar a todos esos zaragocistas desencantados que han ido abandonando las gradas de La Romareda en las últimas temporadas, para que absolutamente nadie se quede fuera del nuevo Zaragoza. Es decir, se pretende hacer un esfuerzo para que no haya ni un solo aficionado que se quede sin ver a su equipo por cuestiones económicas. No se han anunciado precios aún, pero sí se asegura que va a haber localidades muy asequibles.

2,5 MILLONES PARA LA PLANTILLA El otro gran reto que se plantea el consejo de administración es la confección de la plantilla. Hay un problema de partida que es bien conocido y sobre el que van a tener que trazar todos los planes, el tope salarial que marca la Liga y del que no pueden exceder ni un céntimo. El control para clubs como el Real Zaragoza es exhaustivo y tendrá que ir mermando la deuda en un futuro para que se puedan plantear otros dispendios. De momento, el máximo gasto que se puede hacer en la plantilla es de 2,5 millones de euros, una cantidad inimaginable hasta hace bien poco en La Romareda pero con la que toca lidiar irremediablemente. Si se calcula una plantilla de 20 jugadores, la ficha media sería de 120.000 euros. Ese simple dato explica por qué hombres como Álvaro, Montañés y compañía, cuyos contratos superan esa cifra en cientos de miles, se tienen que ir.

"Tenemos una restricción presupuestaria y nos tenemos que ajustar", dice el nuevo presidente, consciente de que van a buscar personas que "encajen con el proyecto y no al revés". Es decir, que quieren actuar con diligencia pero con la pausa adecuada. "Si corremos, nos podemos equivocar", dice un sensato Lapetra, al que se le han empezado a acumular nombres de jugadores encima de la mesa. El nuevo Zaragoza arranca, ahora sí.