Muchos se preguntan qué sería del Barcelona sin Leo Messi, pero también cabe preguntarse qué haría el Madrid sin Cristiano Ronaldo. Nada de esto último quiere plantearse ahora el club blanco después de que el astro portugués se haya convertido en su mejor escaparate en medio de una temporada que no dejará rastro en Liga y en Copa. Para mal y para bien, el equipo de Zidane vuelve a estar en manos de CR7, que olfatea el Pichichi después de alcanzar los 22 goles tras sus cuatro dianas al Girona y colocarse a tres de la estrella azulgrana.

Cuando Zidane dice que Cristiano se conoce bien, no le falta razón. En el mes de noviembre, cuando el portugués firmaba sus peores registros goleadores desde que llegó en el verano del 2009, prometió a sus compañeros que sería el máximo goleador en Liga, según reveló El Transistor de Onda Cero. Incluso se atrevió a cruzar varias apuestas con algunos futbolistas de su equipo.

El órdago era de los grandes porque a esas alturas, en los siete partidos de Liga que había disputado, Cristiano llevaba un gol, el que le hizo al Getafe en el Coliseum. Lo demás no pasaba de ser un rastro de tierra quemada que desquició al portugués, obsesionado con el gol y con la tabla de goleadores, en donde Messi aparecía con 12 goles a esas alturas.

No mejoraron las cosas en las siguientes semanas, en las que Cristiano fue añadiendo datos negativos a su cansino caminar por la Liga. La nula productividad, con un gol cada 311 minutos en los cinco primeros meses de campeonato, motivó que comenzaran a escucharse comentarios poco alentadores alrededor de su figura. Con 32 años entonces, al final del 2017 se hablaba de un declive irremediable del luso. Desde el club se alzaban voces críticas que pedían un recambio.

Acabó el año y con él las expectativas del Madrid en la Liga, que se quedaba a 16 puntos del todavía invicto Barcelona tras el 2-2 en Vigo ante el Celta el 8 de enero. Peor se pusieron las cosas cuando el Leganés eliminó de la Copa al equipo de Zidane pocos días después. A partir de ahí emergió Cristiano para tapar las vergüenzas del actual campeón de Liga, un equipo que comenzó a autodestruirse y en el que no funcionaba ni la primera ni la segunda unidad.

El 2018 ha devuelto de golpe la fuerza y la energía a Cristiano. En lo que va de año suma 21 goles en 13 encuentros y ha pasado a marcar cada 44 minutos tras firmar sus últimos 18 goles en nueve encuentros: póquer al Girona, triplete a la Real Sociedad, dobletes a Deportivo, Valencia, Getafe, Alavés y Eibar, y un gol al Betis.

Hasta la madre de Cristiano ha alzado la voz para acordarse de todos los que decían que su hijo ya le había dado al Madrid todo. «Que digan ahora que con 33 años tenía que colgar las botas». No compartía la idea del declive Zidane, que siempre defendió al portugués. Ahora, el técnico se aferra a ese incansable apetito goleador para evitar acabar la temporada en blanco.