Alberto Contador no ha tenido este domingo un buen inicio en la París-Niza donde parte como el gran favorito al triunfo final. El viento, los cortes en el pelotón, llamados 'abanicos', y un día de perros por las afueras de París, cerca de Versalles, han recibido a una París-Niza que ha dejado de ser la 'Carrera del Sol' para convertirse en una prueba dura, cruel, intensa y corrida a un ritmo infernal en una etapa inaugural disputada a un altísimo nivel y donde corredores como el madrileño han estado a punto de despedirse prácticamente de la victoria final.

Los ciclistas daban vueltas a un circuito en una etapa que salía y llegaba a Bois d'Arcy, una población a las afueras de la capital francesa. Pero ya en la primera vuelta se armó un lío de considerables dimensiones cuando apareció el viento y una treintena de corredores se fueron por delante y dejaron cortados a las principales figuras; aparte de Contador a Richie Porte, que lleva el dorsal número 1, ya Romain Bardet, quien sufrió una caída cuando iba en el grupo perseguidor con el que consiguio enlazar con la sospechosa ayuda de los coches auxiliares y, en concreto, el de su equipo, el AG2R. Por esta razón, los jueces de la carrera han expulsado al segundo clasificado del Tour 2016.

PERSECUCIÓN A TODO TREN

Contador comenzó la persecución con el riesgo de que pudiera verse incluso condenado a despedirse de soñar con una tercera victoria en Niza antes de tiempo. Al final se dejó poco más de un minuto con ciclistas que pueden también aspirar al triunfo como el irlandés Dan Martin o el colombiano Sergio Henao y 18 segundos con Bardet y Porte que superaron mejor que él el repecho final antes de la meta. La etapa fue ganada por el velocista francés Arnaud Dèmare.