Alberto Contador se ha encaramado este sábado al liderato del Critérium del Dauphiné, desbancando a Chris Froome. El ciclista británico no ha podido responder a un seco ataque del pinteño a dos kilómetros de la cima de Finhaut-Emosson, puerto de categoría especial en el que acababa etapa reina de la ronda francesa, el tradicional test de los aspirantes a ganar el Tour de Francia. El holandés Lieuwe Westra ha ganado la etapa al atrapar a Egor Silin y Yury Trofimov, ambos del Katusha, que después de toda una subida juntos y pensando en una entrada triunfal para el equipo ruso han visto llegar al holandés de la nada y rebasarles a 200 metros de la línea de meta.

Es la primera vez que Froome se enfrenta a un Contador en plenitud de condiciones, y ya sabe lo que le espera en el camino hacia París. El Contador al que se enfrentó hace un año en la 'grande boucle' no era el auténtico Contador. Este sábado, Froome partía con 12 segundos de ventaja en la general, pero el espectacular dominio del Sky, que contaba con seis integrantes en el reducido grupo de favoritos a seis kilómetros de la meta, no ha sido suficiente para detener el demarraje del nuevo líder.

Sin reacción

Pocos osan a desafiar al tren del Sky en estas circunstancias. Lo ha intentado Igor Anton a cinco kilómetros de la meta, pero apenas ha durado cinco metros. Lo ha probado también Leopold König, sin éxito. Pero cuando ha saltado Contador, Froome ha sido incapaz de reaccionar. Ha agachado la cabeza y se ha limitado a mirar la rueda trasera de su compañero Richie Porte, que le ha marcado el ritmo hasta los últimos metros, cuando se ha lanzado en solitario a intentar salvar el liderato.

Contador no solo ha neutralizado los 12 segundos, sino que le ha metido otros ocho, la ventaja con la que este domingo partirá camino de Courchevel, la cima en la que Alejandro Valverde derrotó a Lance Armstrong en el Tour del 2005. Allí espera ratificar el jersey amarillo conquistado este sábado y llevarse una foto de amarillo en el podio y un escalón por encima de Froome, un golpe moral a tres semanas del comienzo del Tour.