Los lunes son días de penitencia por arrancar otra semana larga de trabajo. Son martirios de escuela para el estudiante perezoso. Dicen que en ellos se plantan al sol los parados, como en esa película. Los romanos los bautizaron como homenaje a la luna. Y para el fútbol moderno, ese que se estira como un chicle por mandato televisivo, son una paradoja: el fin y el inicio de una semana de competición.

El Huesca se estrena en este tiempo extra de la jornada tras acomodarse el fin de semana viendo desangrarse a la mayoría de sus rivales. En definitiva, haciendo nervios porque en el sufrimiento ajeno encuentra razones para la esperanza. La visita del Athletic supone para el equipo del Francisco algo que casi ni podía imaginar hace un mes, una oportunidad real de engancharse al vagón por la salvación. Tan increíble como cierto.

A tres puntos del Celta y, lo que es lo mismo, de salir de la zona de permanencia. A dos del Rayo Vallecano y del Villarreal, ganador ayer ante el Sevilla. Reducir a un partido, a una victoria, la distancia, que fue de once en el fondo del pozo, con el objetivo de supervivencia se pone a tiro esta noche (21.00 horas, Gol). El triunfo achicaría más el espacio en la habitación de la tortura.

El Huesca se ha bautizado en este 2019 como un cazador que se ha quitado los ropajes de cabra loca y herida y ahora hace dudar a sus rivales que antes se relamían como lobos. Encadenar dos victorias y un empate, amanecer con una efectividad ofensiva inusitada hasta el momento y enhebrar tres encuentros sin encajar un tanto cuando antes su portería parecía un queso gruyere, han permitido esta oportunidad dorada.

La inclusión de los fichajes ha cambiado de cara al Huesca de Francisco, que ya no tiene que arengar cada segundo por la recuperación y verbaliza su discurso en seguir compitiendo. Sabedores que las rachas no son eternas, pero sí las intenciones y actitudes, el Huesca se muestra pleno de confianza y con la creencia ciega en un planteamiento que le ha definido como mejor competidor. El dibujo de cinco centrales sufrirá la baja de Insua, reemplazado por Diéguez y con Etxeita, criado en Lezama, como referencia, pero desde él se ha encaramado el plantel hacia la mejora de resultados.

La competencia por los puestos se ha abierto con la llegada de fichajes. Yangel Herrera superará a su compatriota Juanpi Añor en la pugna por completar el polivalente tridente del centro del campo donde Rivera y Moi Gómez son fijos. El pico goleador del Chimy Ávila, autor de los últimos tres tantos azulgranas y que mojó en el empate en San Mamés (2-2) con un golazo, hace que compita con el hasta ahora indiscutible Cucho por el puesto de compañía junto al idolatrado Enric Gallego.

AMBIENTAZO ANTES DEL DUELO

Visita El Alcoraz un Athletic renacido. Asier Garitano, que debutó precisamente en este campo con un contundente 0-4 copero, le ha lavado la cara a los leones (16 puntos de 27 posibles). Decimocuartos, la reacción les ha llevado a postularse por trepar definitivamente a la zona despejada, siendo la de hoy una cita clave para definir direcciones. El pasado empate ante el Barça fue otra muestra de esta mejoría en la que la velocidad de Iñaki Williams ha sido un factor determinante. No dejarle huecos ni a él ni al navarro Iker Muniain para generar magia serán las máximas para el sistema de contención del Huesca. Ojo, como es tradición, al juego parado vasco más con Raúl García agazapado en cada saque de esquina.

La única baja asegurada será la del ilicitano Carlos Akapo, más los lesionados de larga duración (Luisinho, Melero e Insua). Se espera que se configure un once que empieza a ser fijo, empezando con un Roberto Santamaría al que se va a terminar encumbrando como patrón del Alcoraz. Un estadio que anuncia lleno en un día de partido extraño, pero que el club quiere ayudar al aficionado a cambiar de rutinas con una quedada en los aledaños con recepción a la plantilla (19.30), comida y bebida asegurada, música y fuegos artificiales. Que continúe la fiesta.