Fueron dos estrellas planetarias, dos de los tres mejores jugadores de la historia en un podio que podría completar perfectamente Leo Messi, pero poco tienen que ver el uno con el otro. Un argentino y un brasileño difícilmente coincidirán en muchas cosas. Pelé y Maradona son un ejemplo perfecto de ello. Sus peleas son habituales. Cuando uno sonríe, el otro critica. Si uno defiende, el rival ataca. Ayer, dos días antes del inicio del Mundial volvieron a exhibir sus contrastes.

"La multinacional se está comiendo la pelota. El de la FIFA es un poder feo. Si ganan cuatro mil millones de dólares y el campeón se lleva 35, algo pasa. Si nos ve Blatter, se tiene que esconder en el baño. Bill Gates se ganaba la plata, pero él no. Se lleva cuatro mil millones de dólares sin hacer nada". Palo de Maradona al máximo organismo del fútbol. No suele faltarle razón al Pelusa, pero sus formas le pierden. Le sobran manías. Hace cuatro años se empeñó en seguir hablando desde Pretoria, la sede de Argentina. Allí había comparecido en la previa de los cuatro primeros partidos. Pero la sede cerró, Diego intentó seguir con su conferencia antes de medirse con Alemania en los cuartos y no fue posible. Tuvo que hablar en Ciudad del Cabo, algo terrible para un personaje tan supersticioso como Maradona. La albiceleste perdió 4-0.

El astro comparte programa con el periodista uruguayo Víctor Hugo Morales en la cadena Telesur. En el centro de prensa de Río de Janeiro, Maradona no dejará impasible a nadie. También valoró las protestas sociales que azotan al anfitrión. "Estamos hablando de huelgas, de que falta una cosa y otra. Me preocupa. Pero este es un país del fútbol y será un gran acontecimiento".

Al otro lado del ring, Pelé fue más comedido. Con su estilo diplomático de siempre, O Rei pidió al país que se olvide de las críticas y no mezcle la política con el balón. "No entiendo que exista pesimismo. Se confunde la Copa del Mundo con los movimientos políticos, como ocurrió en la Copa Confederaciones. El pueblo está con confianza y Dios quiera que podamos hacer un buen papel", comentó Pelé. "Las corruptelas políticas o las denuncias de sobreprecios en los estadios nada tienen que ver con la selección. El fútbol es nuestra alegría".

Dentro de la vorágine de protestas, el metro de Sâo Paulo, al menos, volvió a operar normalmente ayer, tras cinco días de protesta. Lula, el expresidente de Brasil, también aportó su punto de vista en una entrevista con el diario L'Équipe. Primero sobre el estilo de Scolari. "Brasil ya no es el país del jogo bonito, ha perdido parte de su esencia". Y luego sobre los escándalos sociales: "Debemos meternos en la cabeza que no podemos solucionar en 20 años problemas que arrastramos desde hace 500".