Prosigue el idilio del Ebro con la Copa del Rey. El equipo arlequinado está empeñado en hacerse un nombre en este torneo y los rivales empiezan a temerle. En este periplo en Segunda B, el equipo ha disputado tres ediciones de la Copa. El año pasado eliminó al Marbella, Murcia y Lleida para plantarse en dieciseisavos de final en una histórica eliminatoria en La Romareda contra un grande como el Valencia. En esta nueva edición, con un formato diferente para favorecer a los modestos, los zaragozanos se deshicieron del Langreo en primer lugar y este sábado no dieron apenas oportunidades a un rival de superior categoría como la Ponferradina. De nuevo entre los 32 mejores y a la espera de un enfrentamiento con otro histórico de Primera. «Todos preferimos un Real Madrid o Barcelona, también dependemos del resto de equipos que pasen las eliminatorias, así que veremos lo que sucede este martes en el sorteo», aseguró el presidente del club, Jesús Navarro.

Junto a siete equipos más de Segunda División B, el martes juegan probablemente uno de los partidos más importantes de la temporada. Poner su nombre, aunque sea tan solo por un día, en la actualidad del deporte nacional. Para muchos de los jugadores que integran el fútbol modesto es la oportunidad de medirse de tú a tú ante jugadores de primer nivel. «Nosotros queremos ir partido a partido, no sabes que te puede deparar cada enfrentamiento, así que quiero a mis jugadores centrados en el duelo del miércoles (con el Olot) y cuando llegue la Copa la prepararemos lo mejor posible. No me paro a pensar en quién nos va a tocar en el sorteo, esperaremos adversario y a prepararlo lo mejor posible para pasar», afirmó el entrenador del equipo Manolo Sanlúcar.

El conjunto arlequinado doblegó en un gran partido al equipo leonés, que en ningún momento pareció de superior categoría. «Los chicos, fieles a nuestro estilo de juego, eran conscientes de que íbamos a tener nuestras opciones. La gente fue cogiendo confianza, minimizamos mucho las virtudes del rival, peleamos hasta la prórroga y encontramos el premio al trabajo formidable del equipo», advirtió el preparador gaditano. El míster en estos momentos fue cauto y procuró mantener la calma ante el nerviosismo que se instaló en las gradas. «Trato de transmitirle confianza y tranquilidad en esos momentos al jugador que está en el campo. La grada lo vive con esa pasión que irradia el fútbol. Es lo que tiene la Copa del Rey, estás a un paso de caer o entrar y estamos encantados de seguir compitiendo», aseguró.

El Ebro entra en el año 2020 por la puerta grande. Con una racha de siete partidos sin conocer la derrota, el equipo aragonés ha recuperado la confianza que le faltó en los primeros partidos cuando el nuevo proyecto tan solo estaba dando sus primeros pasos. «Empezamos algo dubitativos y en la segunda vuelta el equipo está acostumbrado a reaccionar. Queremos salvar la categoría lo antes posible y soñar con poder meternos en los puestos de arriba», indicó el presidente. Desde luego, el calendario empieza a apretarse para el equipo, que se mide al Olot y Espanyol B esta semana. El entrenador tiene claro los propósitos que se marcan para este año nuevo, «ganar el siguiente partido. Somos un equipo nuevo y un club en constante crecimiento. Confiamos en una idea y caminamos todos en esa misma línea». Nadie se atreve a ponerle techo a este Ebro.