Este domingo llega el gran reto para medio centenar de corredores del Running Zaragoza. Se enfrentarán a los 42.195 metros del Maratón de Zaragoza. Iniciaron su preparación en las Navidades y después de 16 semanas se culminaba la planificación el 15 de abril, el día de la competición. Desafortunadamente la prueba se suspendió por la crecida del Ebro. Los corredores sufrieron un castigo añadido a la exigencia de esta distancia.

Los técnicos Agustín Moreno y Sergio Muro tuvieron que resetear y cambiar sobre la marcha la planificación. «Hemos tenido que añadir cuatro semanas de entrenamiento. A los que más les ha perjudicado ha sido a los que querían realizar una marca determinada. Los que querían terminar simplemente les daba más o menos lo mismo el cambio de fecha», dice Moreno.

Es Chema Artero el que cambió la planificación y Moreno y Muro ejecutaron el plan. «Volvimos a añadir dos semanas de carga y los diez últimos días más suaves». A todo esto se unió la incertidumbre sobre la nueva fecha. «Lo que más les mosqueaba era no saber la fecha exacta. Querían saberlo por los compromisos familiares o irse fuera un fin de semana u otro».

Para Javier Ballesteros es su debut en el maratón. Este técnico comercial de 42 años afirma que «llevo las 16 semanas de preparación más las cuatro extras. Es el reto máximo al que aspiro». Su mayor incertidumbre es «no lesionarme, poder terminar y correrlo para acabar por debajo de las cuatro horas. Pero casi estamos un poco sobreentrenados con el parar y volver a enganchar. Ha sido una extorsión porque he tenido que dejar de acudir a una comunión. Me he adaptado porque tenía otros temas laborables. Llegué a buscar otras carreras alternativas», afirmaba.

Loreto Bolea tiene las pruebas de asfalto en la sangre. Esta camarera de 39 años disputa su segundo maratón. «Para mí fue una experiencia inolvidable. Terminé en un tiempo de 4.10 y ahora quiero bajar de las cuatro horas y poder disfrutarlo». Reconoce que el cambio de fecha «nos ha descolocado un poco a todos e hicimos un reajuste del cuerpo. Pero es un tema puntual y hay problemas más importantes que este». Explica que a veces se le hace dura la preparación de cinco días semanales. «Empiezas con mucha ilusión, pero venir al parque a los ocho y media se hace duro compatibilizándolo con el trabajo y la vida social. Odio los fartleks y las series de mil. Pero cuando acabas el maratón, te crees la mejor», indica.

Para Alba Gallego el cambio de fecha supuso un problema. «He reajustado todas las guardias en el hospital. Pero si es tu reto, da lo mismo que sea un mes después. Estoy segura de que los cambios darán su fruto». Tras la noticia de la suspensión su reacción fue la de «tomar un fin de semana libre mentalmente para recargar pilas porque si no no llegaba. Ahora no hay vuelta atrás», afirma la fondista de 29 años, cuyo mayor temor ante su debut es «que como voy muy lenta, me afecte mentalmente quedarme tan atrás. No quiero ni plantearme el tiempo que puedo hacer».

José Luis Guerrero es el veterano del grupo con 61 años. Es un aficionado consumado a la bici. «Llevo 243.000 kilómetros en las piernas. Pero me dio la venada por el maratón y es mi quinta prueba. Quiero acabar en 3.20», explica. Reconoce que «es la tercera vez que hacemos el entrenamiento de la última semana. Hubo gente que lo cambió por el de Madrid», explica el corredor.

Pedro Larrosa tiene 51 años y es director de márketing. «Tenía una espina clavada y es mi primer maratón». Su mayor incógnita en carrera son las molestias en su rodilla izquierda. «Tengo el tendón tocadillo, con líquido por detrás. En la primera fecha no me molestaba. Iba bastante bien preparado. Esas dos semanas raras sin fecha hicimos unos cambios y mi rodilla no se adaptó. Lo noté en una tirada larga y me costaba llegar el ritmo de los demás. Pero competiré con todas las ganas del mundo», afirma.