Si hay una persona que tiene ojo a la hora de descubrir futuros valores es Ángel Edo, el antiguo velocista de Gavá y el descubridor de buena parte de lo más dorado entre los jóvenes que ruedan en bici por las carreteras españolas. Él vio a Marc Soler por Vilanova i la Geltrú y también a Iván García Cortina por los alrededores de Gijón, donde ayer terminó la etapa, donde este joven asturiano estuvo cerca de convertirse en el primer español que gana una etapa en esta edición de la Vuelta, controlada por Chris Froome, animada por Alberto Contador (de nuevo volvió a atacar) y que hoy asciende nada menos que al Angliru, el último obstáculo antes de Madrid.

Cortina solo tiene 21 años y el conjunto Bahréin, que todavía no da la Vuelta perdida con Vincenzo Nibali ante Froome, le dio la oportunidad de disputar a tan temprana edad la ronda española. Y ya lleva unos días asombrando, porque Iván no es el prototipo de escalador, sino un ciclista al que le gusta más el llano. Buscó la victoria en Gijón, en la última jornada de fuga consentida. El triunfo correspondió a Thomas de Gent, que ya sabía el significado de ganar en el Tour y en el Giro, uno de los especialistas mundiales a la hora de colarse en una fuga.