Ya han pasado más de dos meses desde que jugaron por última vez. La parada en seco no fue por una lesión, un concepto que, a la fuerza ahorcan, entra en los parámetros psicológicos de los futbolistas profesionales: es algo que puede pasar, gajes del oficio. Pero la anomalía del coronavirus y el obligatorio confinamiento mundial han creado un marco mental único. Nunca en la historia el fútbol, y el deporte en general, había tenido tanto tiempo a todas sus estrellas ausentes a la vez, y ahora que ya olfatean el regreso están ansiosas. Messi, Cristiano Ronaldo, Neymar y Mbappé, por citar al que tal vez es el mayor póquer de ases, han vivido el barbecho cada uno a su manera, y poco a poco vuelven a la actividad.

LEO MESSI

Leo Messi ha vivido el confinamiento en su finca de Castelldefels, con su mujer, Antonella, y los tres hijos, Thiago, Mateo y Ciro. El ejercicio físico ha sido parte del pan de cada día, con trabajo en el gimnasio (en sus redes sociales se le ha podido ver con alguno de sus pequeños mientras ejercitaba los músculos) y con pelota en el jardín. Ha seguido el programa prescrito por el club para él y sus compañeros hasta la reaparición en Sant Joan Despí, cosa que ocurrió el pasado 6 de mayo. Se hicieron los tests del Covid-19 y al día siguiente comenzaron los entrenamientos ya con botas y sobre la hierba, tocando el balón y atendiendo a los protocolos de distanciamiento. Ahora ya han vuelto las prácticas por grupos y los añorados rondos, menester en el que a Messi muy rara vez le pilla en el medio.

Leo, Mateo y Antonella, sonrientes en el hogar. / INSTAGRAM

En estos largos días sin sus goles, de Messi hemos visto que no perdona ni a sus hijos cuando juegan en familia a cartas, al Uno, y hemos sabido no sin sorpresa que en su día no estuvo tan lejos de ir cedido al Getafe: cuando tenía 18 años, el presidente Ángel Torres tenía apalabrada una cesión con Joan Laporta, pero al final Frank Rijkaard no lo dejó ir. Ahora tiene en la mano la undécima Liga de su carrera y la obsesión de una nueva Champions, que para él sería la quinta... y otro Balón de Oro casi asegurado.

CRISTIANO RONALDO

Cristiano Ronaldo llegó esta semana a Turín después de 72 días ausente. El portugués se aisló literalmente en sus posesiones de Funchal, en su Madeira natal. Con su mujer, Georgina, sus cuatro hijos y su madre. A sus 35 años, también ha mantenido a raya la grasa corporal en un más que completo gimnasio y ha aprovechado para conocer rincones de su isla natal, lo que ha quedado profusamente documentado en sus redes sociales. Ha cambiado de peinado (unas trenzas de raíz que le hizo su mujer) y ha dejado algún que otro pensamiento por escrito en Instagram: "Cuando nos volvemos pacientes y consistentes encontramos la manera de superar las dificultades".

Cristiano Ronaldo saluda desde su coche, el lunes al reincorporarse al entrenamiento de la Juventus. / REUTERS

El 4 de mayo aterrizó en Turín con su avión privado y el lunes se le vio por primera vez en la ciudad deportiva de la Juventus, en Continassa. A la espera de la reanudación de la Liga (su equipo es líder, solo un punto por delante del Lazio), quizá el 13 de junio, y con la obligación de remontar un 1-0 en la Champions ante el Lyón para pasar a cuartos.

NEYMAR

Neymar es quien ha manifestado con todas las letras el sentimiento general de los futbolistas: "Estoy ansioso por jugar". No parece probable en su caso que la claustrofobia sea un problema. En contra de las recomendaciones del Gobierno francés, abandonó París a principios de marzo y se instaló en un latifundio (decir mansión sería desmerecerlo) en Mangaratiba, a 85 kilómetros de Río de Janeiro: piscinas, pistas de tenis (todo en plural), helipuerto, embarcadero propio... El fenómeno brasileño, de 28 años, ha tenido al preparador físico personal Ricardo Rosa marcándole la pauta como lleva haciendo desde hace una década: gimnasio y futvoley, una debilidad tan brasileña, con el amigo Lucas Lima, del Palmeiras, como compañero de fatigas.

Neymar besa a su madre, durante su estancia de esto meses en Brasil. / INSTAGRAM

Con la Liga francesa ya adjudicada tras la cancelación, y superada la barrera de los octavos (el PSG eliminó al Dortmund), la Champions es la razón de ser del ambicioso club. Mientras tanto, Neymar se ha entretenido escuchando el sempiterno ir y venir de rumores sobre su futuro y exhibiendo una profusa actividad publicitaria en las redes. La última: portada de la versión rusa de la revista 'GQ' junto a Natalia Barulich, ex del cantante Maluma. El reportaje se hizo antes de toda esta gran marimorena y no guardan la distancia social precisamente. Y, claro, rumores, siempre rumores.

KYLIAN MBAPPÉ

Kylian Mbappé está recluido con su familia (padres y hermano) en una casa en el sur de Francia. El astro mayor del futuro ha sido bastante discreto. Pocas apariciones en las redes sociales (apenas un vídeo tirando a una canasta bolas de papel en la cocina), una comedida celebración del título de Liga, el cuarto consecutivo del PSG, y un trofeo personal más en su joven carrera (21 años tiene): máximo goleador del campeonato, con 18 tantos (los mismos que Ben Yedder, pero con menos partidos jugados). Mientras tanto, mucho ruido a su alrededor acerca de su futuro, que los iniciados insisten en situar en el Bernabéu.

Kylian Mbappé, junto a su hermano, confinados. / INSTAGRAM

Aparentemente, Zinedine Zidane lleva meses haciendo labor diplomática, susurrando al oído del adorado Kylian suaves y magnéticos cantos. Mbappé tiene contrato con el PSG hasta junio del 2022. El club ya le ha propuesto renovar, él de momento se muestra renuente. Se dice que en un año se forzaría el traspaso, para que el PSG rascara unos millones a los que, 12 meses después, no podría aspirar con el futbolista ya libre. "Todo el mundo habla, pero nadie sabe", tuiteó él el 29 de abril.

Cuando el balón no rueda, los enigmas vuelan.