Asegura Cañizares que sus cambios de peinado obedecen a momentos en que necesita dar un giro, del tipo que sea, a su vida. Javi Moreno imitó al portero valencianista cuando hace diez días apareció en los entrenamientos con una llamativa cresta y unas no menos impactantes mechas. Porque el ariete valenciano, tras una travesía por el desierto milanista y el anonimato rojiblanco, ha comenzado una nueva era, que ayer refrendó con un doblete --no marcaba en Liga desde el 18 de mayo del año pasado, cuando también logró un par de dianas ante el Racing en El Sardinero con el Atlético-- y con la perfecta asistencia a la cabeza de Savio que supuso el tercer tanto.

Tras llegar al Zaragoza de rebote, cedido como parte del fichaje de Movilla, Javi Moreno se ha encontrado en La Romareda con el regazo de Víctor Muñoz y con la lesión de Oscar, que estaba destinado a acompañar a Villa, y ya ha aprovechado esa confianza para exhibir la cualidad que le lanzó a la fama en el Alavés: su capacidad rematadora. Marcó en la vuelta de la Supercopa en Mestalla en el gol que puso el sello para que el título cogiera el rumbo hacia La Romareda y ayer lo hizo por partida doble para abrir su cuenta en la Liga. "Con partidos y confianza, los goles siempre llegan", decía al finalizar el choque frente al Albacete. Es obvio que al delantero, que suele decir las cosas con la claridad del que ha visto las dos caras del fútbol, no le falta razón.

Arranque con dificultades

Pero ese buen aprovechamiento de la confianza de Víctor no ha sido y no sigue siendo un camino de rosas, ya que Javi Moreno, junto con Movilla --pero éste ya conocía a sus compañeros--, fue el último en llegar y eso se notó en el apartado físico, para desesperación de la grada, pero sobre todo en la adaptación al juego ofensivo en general y al fútbol del Villa en particular. Hasta ayer, la sociedad de ambos había cotizado a la baja, con evidentes desencuentros, fruto en su mayoría de que los dos son dos rematadores en estado puro, con más potencia por parte del valenciano y más descaro y movilidad en el caso del Guaje .

Sin embargo, Víctor mantuvo su seguridad en la apuesta por Javi Moreno --la de Villa nunca podrá admitir dudas-- y éste sólo empezó desde el banquillo el choque europeo frente al Sigma Olomouc. En el resto, tres de Liga y dos de Supercopa, ha formado de inicio, pero no fue hasta toparse con el Albacete cuando cargó de razones la confianza del entrenador con su mejor partido, de largo, en su aventura zaragocista.

Eficacia ante Valbuena

Lo empezó con un gol sin casi haber roto a sudar, cuando sólo tuvo que remachar algo escorado, eso sí, el rechace de Valbuena. Buades le sacó el segundo en un remate en semifallo, pero la primera parte del ariete sólo tuvo esos dos momentos de esplendor. Otra cosa fue tras el descanso, donde lució mucho más. Volvió a marcar, de cabeza a centro de Galletti, y dio a Savio el tercer gol para marcharse en medio de una gran ovación, la primera en La Romareda y también la primera que recibe en mucho tiempo, desde su temporada de gloria en el Alavés (2000-01), en la que firmó 22 dianas en la Liga. Ahora, su único deseo es volver a reencontrarse con el goleador que fue. Cuenta con las condiciones y también con la confianza necesarias. Y también con un cambio de look que está teniendo los efectos deseados.