Se podrían escribir ríos de tinta sobre el monótono juego del Atlético de Simeone, cargados de argumentos y con una buena dosis de razón, pero esa es una exigencia con la que nunca han cumplido los equipos del argentino. La alarmante falta de gol y la pérdida de la excelencia defensiva han hecho florecer los críticos contra Simeone y su gestión antes de visitar este sábado al Madrid en el Bernabéu (16.00 horas).

Las hazañas más sonadas de Simeone en el banquillo rojiblanco, algunas en derbis capitalinos, estaban enraizadas en la brega, la lucha, la exaltación de la intensidad y un elemento visceral a medio camino entre el trabajo incansable y la fe absoluta en el plan ejecutar. Pero todo eso parece que ya no basta.

Poco después del octavo aniversario de su llegada, Simeone tiene al equipo eliminado en Copa del Rey por un Segunda B, a una derrota con el Madrid de quedar a 13 puntos del líder en La Liga y con el Liverpool a la vuelta de la esquina en Champions.

Es el peor Atlético de la era Simeone a estas alturas de temporada, la marca de 22 goles a favor en la vigesimoprimera jornada iguala el peor registro histórico del club y, en su gran bastión, los goles recibidos, ha perdido el puesto de menos batido en liga frente al Madrid.

Además, en la semana de la visita a su rival capitalino se ha confirmado la baja de João Félix (que podría dejarle fuera de la ida de octavos de final de la Liga de Campeones), el fracaso en la negociación para fichar a Cavani y el inesperado regreso de Yannick Carrasco como único refuerzo invernal.

RETOS ACUMULADOS

Me gusta que mostró muchas ganas de venir cuando hablamos por teléfono y le pido que muestre ese mismo compromiso. Yannick tiene ilusión y ganas, sin hablar del fútbol que nos puede dar, dijo Simeone sobre su nuevo futbolista antes de un derbi decisivo, cada vez con más argumentos para las voces en contra del Cholismo.

Simeone gozaba de estatus de obrador de milagros entre muchos atléticos, pero los retos imposibles se amontonan en el despacho del argentino. En la vida uno elige vivir con ánimo o con desánimo. Yo elijo vivir con ánimo, aún con las dificultades, porque cada dificultad es una oportunidad, proclamó en la previa del derbi un Simeone más concienciado que serio.

Pese a su optimismo, el apoyo incondicional que le brinda parte de la grada del Metropolitano al técnico argentino se ve cada vez más contestado por parte de la hinchada atlética que, sin el colchón de los grandes resultados, no están dispuesta a tolerar el espeso fútbol de Simeone.

SIN UN REFERENTE

En los grandes momentos del cholismo en el Atlético siempre ha habido un gran delantero presente para concretar en victorias la fiabilidad defensiva y la pelea de alta potencia que siempre ha abanderado del proyecto.

Con el paso del tiempo y con el crecimiento en las inversiones de los fichajes se ha diluido el rol claro y definido de referente goleador, rodeado de trabajadores más o menos cualificados, que en su momento ocupó Radamel Falcao (34 goles en la primera temporada completa de Simeone) y el año siguiente un Diego Costa excelso (36 goles).

La llegada de Griezmann transmutó la fisionomía del equipo. Le costó meses, pero Simeone introdujo al francés como el factor diferencial en la construcción de su ataque, aunque con menor producción (menos de 27 goles por temporada). Griezmann, compartío responsabilidad goleadora con Mandzukic, Torres o Gameiro, pero en su última temporada marcó menos goles que nunca (21) y los siguientes máximos goleadores del equipo fueron Saúl, Koke y Morata (llegó en enero) con seis goles.

Mal camino no lleva a buen pueblo, y la senda del Atlético ha sido cada vez más pedregosa. El cambio de cromos de este verano para que llegara João Félix y para que Morata se asentara como delantero titular se han revelado como insuficientes. Los diez goles del delantero madrileño están lejos de las cifras de sus antecesores en el cargo y el desempeño de João Félix (cuatro y dos asistencias) sigue muy por debajo de lo que se esperaba de la gran apuesta, también arriesgada, para que ocupara el trono desierto.

El esfuerzo en vano por fichar a Cavani muestra el desencanto con las inversiones que se hicieron en verano. Los 126 millones por João Félix, los más de 60 que costó Morata y el sueldo de Diego Costa, además de Lemar (70 millones por parte de su propiedad), Correa y Vitolo ahora parecen insuficientes, cuando hace cuatro meses se antojaban demasiado ambiciosas.

El poder absoluto que se ha ganado con el resultado de su trabajo Diego Simeone amenaza con consumir al club en la búsqueda desesperada de objetivos inmediatos. Desde el club ya se hizo un esfuerzo mayúsculo el año pasado para mantener a Griezmann una temporada, que después terminó, entre documentales y flirteos con el Barça, muy lejos de la final de la Champions que se jugó en el Metropolitano. Esta temporada, ante la deriva deportiva del equipo, la solución del cuerpo técnico era otro desembolso injustificado por Cavani, que puede fichar gratis en verano, para adelantar unos meses la llegada de un jugador de casi 33 años.

El drama del ataque rojiblanco llega en una temporada en la que Koke y Saúl están más lejos de su mejor nivel y en la que las grandes bajas se produjeron en defensa. Los problemas físicos de Giménez le impiden ejercer de capitán general de la retaguardia, un papel que ha asumido un Felipe Monteiro que se ha revelado como el fichaje más sólido del verano. Aún así, el Atlético está lejos del fondo de armario defensivo que tenía con Godín, Lucas Hernández, Filipe o Juanfran. Esta temporada, Saúl ha tenido que ocupar el lateral izquierdo más veces de las que hubiera deseado ante la sobreexplotación de Lodi y el compañero de Felipe en el centro de la zaga ha ido variando entre la irregularidad de Savic y la lenta adaptación de Mario Hermoso.