Después de la calamitosa temporada pasada, con una derrota de cada tres partidos, tres entrenadores y sin opciones de ganar un título en marzo, el sector más optimista del madridismo empezaba a levantar cabeza, aunque fuera a base recuperar recuerdos de la primera etapa de Zidane, o de ilusiones quiméricas entre la progresión de Vinicius y la inmediata candidatura de Hazard al Balón de Oro. Pero entonces apareció el nuevo Atlético de Simeone, trabajado como si no hubiera revolucionado el equipo e intenso como si fuera el mes de marzo, y puso sobre la mesa todas las vergüenzas de un Madrid deshecho, zarandeado por el trabajo colectivo de los rojiblancos.

La implacable invasión que ha hecho el dinero del fútbol, extinguiendo todo lo que no ofrezca rédito económico, ha llevado las pretemporadas a una nueva dimensión, en la que ya no valía con viajar a lugares lejanos y enfrentarte a rivales exóticos, entonces la imparable máquina de generar negocio entorno al fútbol ideó una Liga de Campeones veraniega. Así, lo que antaño eran cómodos encuentros ante equipos claramente inferiores que servían para ir cogiendo confianza, la goleada escandalosa que sufrió el Madrid (3-7) ante el Atlético ha convertido la pretemporada blanca en un juicio trascendental para el incipiente segundo proyecto de Zidane en el Madrid.

El Madrid ha salido escaldado de la gira norteamericana, hecho jirones, con costuras abiertas en casi todos los frentes, desde la defensa hasta el ataque, pero el técnico francés sigue confiado, pese a los errores que se repiten desde la temporada pasada. De momento, esto es lo que hay, reconoció en la última pregunta de una comparecencia dura, como si fuera de plena temporada, a la que llegó sin pasar por el vestuario tras el partido. Para nosotros era un amistoso, para el Atlético no lo fue, intentó explicar.

REVOLUCIÓN LEJANA

Entre Zidane y el club, el Madrid parece empeñado en no dar por terminada la etapa del equipo que aún es conocido por haber conseguido tres Ligas de Campeones seguidas. La revolución de nombres que se antojaba necesaria, que fue exigida por la grada y prometida por el club, parece más lejos que nunca, con el tiempo y el dinero empleado en retoques y fondo de armario, salvo con Hazard, el único que ha llegado para ser titular.

El belga, tan desaparecido como todos sus compañeros de ataque ante el Atlético, fue la única novedad de un equipo que sonaba a vetusto, con un Kroos y Modric en un centro del campo que dominaron Koke y Saúl y que disfrutaron Joao Félix y Diego Costa, el canalizador y el ejecutor rojiblancos.

"Lo que pasó es que entramos muy mal en el partido, intentó justificar Zidane, pero el 0-5 al descanso con el el partido llegó al descanso evidenció mucho más. Cada ataque rojiblanco fue una ocasión franca de peligro, compaginada con una presión tan trabajada como intensa que ahogó los blancos.

Apareció Sergio Ramos tras el desastre, reservado para capear los peores temporales, con la misión de sentar la calma: Las conclusiones las sacaremos cuando empecemos a competir, dijo, un discurso que suena repetitivo para un madridismo cansado de escuchar promesas, sin pruebas tangibles de que se dan pasos por el camino adecuado. Ellos se lo han tomado como si fuera una final, nosotros como un amistoso, culminó el central.