La crisis política que vive Venezuela amargó la noche más feliz de la selección de mayores, que minutos después de conseguir un histórico triunfo sobre Argentina, en Madrid (1-3), conoció que su seleccionador está dispuesto a renunciar, por lo que considera una utilización política del equipo.

"He conversado con el vicepresidente y he puesto el cargo a disposición, porque todo este tiempo estamos navegando en aguas muy turbias", señaló Rafael Dudamel.

El entrenador, que hasta ese momento había reclamado la victoria sobre la Albiceleste como el fruto de un proceso "más allá de la casualidad" y había dicho que el compromiso de sus jugadores es lo que le hace no quedarse en casa cuidando de sus hijos, soltó la bomba en el tramo final de la rueda de prensa.

El detonante fue la visita que recibió la Vinotinto de Antonio Ecarri, representante en España del presidente encargado de Venezuela, Juan Guaido, horas antes de la disputa del encuentro y éste, posteriormente, publicó una foto del encuentro en una red social.

"Se ha politizado todo y soy el director de una selección del país entero. Hemos recibido la visita del embajador, con respeto, porque somos la selección de Venezuela que abarca a todo el país. En Rancagua (Chile) también atendimos al embajador del señor Maduro. Pero se ha utilizado la visita, tristemente. Y yo soy el director técnico de la selección de un país entero", añadió.

Fue el colofón de una concentración en España en el que la crisis política se coló desde el momento mismo del anuncio de la convocatoria (24 jugadores del exterior y tan sólo uno de un club venezolano, Arquímedes Figuera del Deportivo La Guaira).

Dudamel, que vive en Colombia, ha tratado de mantener al margen a una selección obligada a preparar la Copa América en el exterior, tras el partido en Madrid jugará en Girona, el lunes, y en junio dos encuentros en Estados Unidos contra la selección norteamericana y Ecuador y, ni siquiera comentó a los jugadores su conversación con el vicepresidente.

Los jugadores, que habían vivido exultantes la celebración de la victoria se encuentran ahora con el futuro incierto de un proceso que aspira, no sólo a hacer un buen papel en la Copa América de Brasil, sino a conseguir la primera clasificación de Venezuela a un Mundial, en 2022.