Decía Ramón Mendoza que ser presidente del Madrid era más importante que ser ministro. Lo dijo justo cuando accedió a la presidencia del club blanco en 1985. Ahora, 32 años después, Cristiano Ronaldo debe sentirse casi como presidente del gobierno por la tremenda expectación que levantó ayer su tensa declaración ante la jueza y su anunciada y posteriormente frustrada comparecencia ante la prensa. CR7 entró y salió del Juzgado de Pozuelo por la puerta de atrás, por el garaje, dejando huérfano el atril que se había preparado para decirles a los más de 130 periodistas y ante 47 cámaras que es inocente del presunto fraude fiscal de 14,7 millones.

Un montaje, un show, un circo. Así se puede definir lo que se montó ayer alrededor del juzgado de Pozuelo de Alarcón, localidad cercana a Madrid en la que se ubica la exclusiva urbanización La Finca, donde vive Cristiano. El astro portugués estaba citado a las 11.30 por la jueza Mónica Gómez Ferrer para contestar a las preguntas de la magistrada, de los abogados del Estado y de la Fiscalía, que le acusa de un presunto delito de fraude fiscal.

"TENDRÁ QUE DECIDIR LA JUSTICIA"

Durante hora y media, Ronaldo declaró y hasta se encaró con la magistrada. «Si no me llamara Cristiano, no estaría aquí sentado», le espetó a la jueza. La magistrada le paró los pies: «No se equivoque. Como usted, se han sentado ahí otras personas anónimas. Usted está siendo encausado e investigado por un presunto delito fiscal, según las pruebas que aporta la Fiscalía y sobre eso tendrá que decidir la Justicia».

Mientras a la nube de periodistas y a las 47 cámaras que apuntaban a la puerta del juzgado se unían personas que solo querían ver a Ronaldo, aunque para ello pusieran en peligro a su propio hijo, en este caso de pocos meses al exponerlo a la alta temperatura. Tampoco faltó la pancarta, doble en este caso, en la que por una lado se podía leer: ¡Ganar jugando limpio! Y por el otro: «Paguemos todos».

En la sala, Cristiano rechazaba un intérprete antes de explicar a la jueza el origen de esa estructura fiscal que montó en Irlanda y en las Islas Vírgenes, motivo por el que la Fiscalía le denunció por creer que se aprovechó de esa estructura para ocultar a Hacienda las rentas generadas en España por sus derechos de imagen: 1,3 millones de euros en el 2011, 1,6 en el 2012, 3,2 en el 2013 y 8,5 millones en el 2014. Ronaldo justificó esas sociedades por consejo de sus abogados y aseguró que datan de cuando jugaba en el Manchester United.

Sabe que el supuesto delito puede conllevar penas de prisión de entre 15 meses y siete años de cárcel, aunque Cristiano podría evitar la prisión si reconoce los hechos y pacta el pago de una multa de unos 29 millones de euros. No parece que ese sea el camino elegido por el portugués a juzgar por el comunicado que dio a conocer, el mismo que iba a leer en ese atril al más puro estilo norteamericano antes de que un miembro de la empresa de Cristiano cercenara todas las expectativas, tanto de la prensa como de los curiosos. «Ronaldo acaba de declarar durante una hora y media y ya está camino de su casa», dijo Iñaki Torres, jefe de comunicación de Gestitufe.

BRONCA AL FINAL

Hubo pitos y bronca casi general poco antes de empezar a desmontar el chiringuito. Hasta la prensa extranjera mostró su pesar por no poder escuchar a Cristiano. Se tuvieron que conformar con leer la nota en la que el jugador se declaraba inocente. «No he tenido intención de evadir impuestos. La Hacienda española conoce en detalle mis ingresos. Jamás he ocultado nada y siempre hago mis declaraciones de impuestos de manera voluntaria», decía Cristiano en su comunicado.

Era el cierre a un montaje, un nuevo golpe de efecto del ‘clan Cristiano’, que llegó acompañado por un amigo y por Julio Cendal, jefe de seguridad del Madrid. Poco a poco, la gente se fue retirando, incluso la frustrada madre con su acalorado hijo. Otros recordaban que hasta Urdangarín y su mujer desfilaron frente a los ojos de todos. No lo hizo Cristiano, que apostó por la evasión ante la prensa y ante esa gente que únicamente quería ver al futbolista portugués.