No existe unanimidad sobre el momento en que Cristiano Ronaldo tomó el camino correcto. Unos dicen que fue a raíz de que su imagen apareciera en los tabloides ingleses, derrochando dinero comprando joyas y ropa en las tiendas más caras de Manchester, y a raíz de que una profesora de inglés, de 26 años, relatara sus excelencias amatorias. Otros sostienen que la definitiva reacción del joven portugués se produjo cuando Scolari le reprendió públicamente tras un amistoso frente a Suecia el pasado mes de abril.

Existe unanimidad, sin embargo, entre los periodistas portugueses al resaltar la "madurez" de Cristiano Ronaldo dos Santos Aveiro, nacido en Funchal, isla de Madeira, el 5 de febrero del 1985. Existe también unanimidad en designarlo como el sucesor de Figo. Sir Alex Ferguson ya le atribuyó tan relevante papel en el Manchester United al entregarle el siete que dejó Beckham al irse al Madrid. Pero también debía reparar la frustración de la hinchada de Old Trafford, porque el elegido era Ronaldinho y se fue al Camp Nou.

Cambio de vida

El fichaje de Cristiano Ronaldo por el Manchester se fraguó en un par de días. Al regreso de la gira por Estados Unidos, donde Ferguson se enfrentó a Ronaldinho vestido de azulgrana, el club inglés participó en la inauguración del estadio José Alvalade XXI frente al Sporting de Lisboa. El delantero portugués protagonizó una exhibición en ese encuentro y su destino iba a cambiar, de la noche a la mañana, de forma tremenda. En el vuelo de regreso, y ante la insistencia de jugadores y ayudantes, Ferguson decidió que un emisario del Manchester volviera otra vez a Lisboa para contratar al jugador, costara lo que costara. Costó 17,5 millones de euros, casi 3.000 millones de pesetas. Ya no era una cuestión de dinero.

De golpe, la vida de Ronaldo --así le llaman para acortar su nombre-- daba un giro brutal. En unas horas, cambió la cálida Lisboa por la fría y gris Manchester, y sin poder relacionarse con nadie porque no hablaba inglés. Pudo asumirlo porque su carrera discurre con la misma velocidad con que profundiza por la banda. El Sporting lo arrancó de una familia de agricultores de Madeira cuando tenía 11 años y lo instaló en Alcochete, la ciudad deportiva verdiblanca y sede actual de Portugal. Una auténtica factoría de extremos, ya que de sus filas han surgido Futre y Figo.

Debutó en el primer equipo a los 17 años y tras 25 partidos en Primera, se fue al Manchester y recibió la alternativa (22 de agosto del 2003) en la selección absoluta de Portugal. Menos de un año más tarde, le ha quitado el puesto a Simao Sabrosa tras superar a Puyol y avergonzar a Raúl Bravo. "Escucho mucho a gente como Figo, Rui Costa y Rui Jorge. Son referencias para mí, y de ellos debo aprender mucho", dice, precavido, atento para no dar un paso en falso. "Quiero jugar ante Inglaterra, pero respeto mucho a Simao", insistía, consciente de que no puede volver a equivocarse de camino dentro de un grupo que ha hecho de la unidad su bandera, y de la Eurocopa, un asunto nacional. Y eso es lo que debe procurar. Sobre todo, esta noche frente a Inglaterra, su país de adopción, y ante Gary Neville, su compañero del Manchester. "Ha evolucionado más que Quaresma. Ahora, se toma el fútbol más como una profesión que como un divertimento", asegura un periodista del diario Record . Cuando coincidieron en el Sporting, Quaresma destacaba más que Ronaldo. La tortilla se ha dado la vuelta.

Las comparaciones

Idéntico en su habilidad para el regate, tan osado como él ante los defensas, aunque es más alto (1,85) y más vertical que el azulgrana, Ronaldo es objeto de todo tipo de comparaciones. Cansado de participar en estos debates, Scolari se rió cuando los ingleses le preguntaron si la irrupción de Wayne Rooney se asemejaba a la de Pelé en el Mundial-58. "Uno es blanco y el otro es negro", contestó, antes de ponerse serio. "Pelé es único, y no habrá otro como él en mil años, aunque lo fabriquen por ordenador", añadió, subrayando que a Rooney y a Ronaldo aún les queda un largo camino por delante.