En Rusia, la talentosa Croacia de Modric y Rakitic se encuentra en el buen camino. Rozó la hecatombe ante Dinamarca en los octavos pero esta vez la fortuna cayó de su lado. Hoy espera la anfitriona. Si pasan a semifinales igualarán a sus referentes, aquella generación que acabó tercera en el Mundial de 1998. Solo la Francia capitaneada por Deschamps y liderada por Zidane pudo con ellos.

El héroe de aquella selección, el exmadridista Suker, preside la federación croata desde el 2012. Boban, el fantástico exjugador del Milan y capitán en 1998, cree que ese éxito «ha pesado como una losa» para la hornada actual. «Siempre pensé que aquello sería irrepetible para el fútbol croata, que solo pasaría una vez en la vida», explica. Boban fue el ídolo de Modric, el actual capitán del equipo ajedrezado. «Ganar el Mundial es casi impensable, sería como el cuento de hadas más bonito. Levantar la Copa del Mundo sería increíble para mí como capitán», dice el centrocampista del Madrid, que ha vivido todas las desgracias de su selección desde el 2008.

Sus compañeros Mandzukic y Perisic son otras de las figuras croatas. «Todos recordamos aquel mundial de 1998. Éramos niños y siempre soñamos con repetir aquello. Estamos deseando jugar contra Rusia», reconoce el extremo del Inter de Milán. El duelo de Sochi de hoy (20.00 horas) marca la frontera. La generación del 98 es el espejo. Si se vuelve a fallar no habrá más oportunidades, simplemente por una cuestión de edad y de tiempo. Aquella selección fantástica que acabó en el podio en Francia dio paso a una travesía en el desierto en los mundiales: 2002 (23º), 2006 (23º), 2010 (no participó) y 2014 (19º). Ahora llega el momento de volver al origen.