Messi juega donde quiere. Y como quiere. En los dos últimos partidos (Levante en Copa y Málaga en Liga), la estrella ha decidido dar un paso atrás y jugar como en sus inicios en la cantera del Barça. O sea, de enganche, por detrás de los delanteros, abandonando la posición de falso nueve para ejercer de diez, disfrutando de dar el pase de gol tanto como de marcarlo.

Si se ve el área de influencia que tuvo Messi ante el Málaga, abarca muchas más zonas del campo que en los últimos partidos. Bajó incluso a recibir el balón en la posición de Alves, compartiendo momentos del partido con Busquets. No, no es orden de Tata. Ni mucho menos. Es decisión de la estrella. Tal cual. "No hay ninguna novela. A veces, a Leo le conviene descender", dice Martino sin querer arrogarse ningún mérito en la nueva función de Messi. Nueva y, al mismo tiempo, vieja. Nueva porque no es habitual, y vieja porque siempre se consideró a sí mismo un 10 hasta que Rijkaard lo puso de extremo derecho, posición insólita para él, y Guardiola lo mandó en el 2009 al centro del ataque para que explotara su vena goleadora.

Desciende Messi, genera confusión entre los centrales, '¿voy a buscarlo? ¿me quedo? ¿qué hago?', interviene más en la elaboración del juego, atrae defensas (el gol de Pedro es un claro ejemplo cuando cuatro jugadores del Málaga fueron a buscar al argentino) y libera espacios.

Si Leo se tira atrás para elaborar, para habilitar, es importante que tengamos gente para opciones de pases para ir a la definiciónO, recalca Martino. Esa gente es Alexis, Pedro, Tello, a quien regaló tres asistencias en Levante, Cesc... Todos más libres.

Cuando el 10 ejerce de 10, el Barça encuentra otro cerebro en la elaboración de las jugadas de ataque. No es casual, por lo tanto, que Messi conectara más con Xavi (12 pases) que con los delanteros que, en teoría, le escoltaban ante el Málaga: cinco pases a Alexis y tres a Pedro. Se instala el argentino en las zonas templadas del campo para después, con una mirilla telescópica, encontrar atajos donde otros solo encuentran problemas. Como señaló Zubi, "Leo ve pases que solo se ven desde la tribuna o en TV". "Sus pases son asombrosos", cuenta Tata, feliz por dar la bienvenida a una nueva alternativa que quita referencias al rival".

Solo cuatro remates a puerta. Solo uno dentro del área grande y ninguno a puerta. Messi aparece ahora menos obsesionado con el gol, no se le ve tan atormentado como en otras épocas, como si disfrutara de esas cuatro asistencias "casi calcadas", como recuerda Tata, que ha regalado en los dos últimos partidos. En los últimos años, y con cuatro entrenadores diferentes (Rijkaard, Guardiola, Tito y ahora Martino) ha recorrido todas las posiciones del frente de ataque. "Ustedes vieron las diferentes formas que tomó Leo en la cancha. Por la derecha, de nueve, detrás del nue-