La celebración de los seguidores de Osasuna tras un gol de Orior Riera ante el Betis a punto ha estado de acabar en tragedia este domingo. El tanto en el minuto 12 ha llevado el entusiasmo a la grada sur de El Sadar y la presión del público sobre las primeras filas ha hecho que cediera la valla. Numerosos aficionados han caído sobre el césped, pero al final la escena ha sido aparatosa más que otra cosa gracias a las medidas de seguridad.

Los jugadores de uno y otro equipo han sido los primeros en socorrer a los hinchas. Las cámaras de televisión han captado a N'Diaye llevando a un niño en brazos hacia los servicios médicos del estadio. La Cruz Roja también ha retirado a algunos aficionados en camilla. Todos estaban conscientes, aunque una cuarentena han sufrido heridas de diversa consideración, sobre todo contusiones. Al menos diez personas han sido trasladadas al Complejo Hospitalario de Navarra, dos con fracturas en las extremidades inferiores.

El partido, en el que Osasuna se jugaba la permanencia en Primera División (el Betis ya ha descendido a la categoría de plata), se ha interrumpido durante más de media hora, al igual que el resto de los encuentros implicados en el descenso. Un minuto después de retomar el juego, Acuña ha vuelto a marcar para el equipo vasco, pero el 2-1 final de poco ha servido. La combinación de resultados --victoria del Getafe ante el Rayo (1-2) y derrota del Valladolid ante el Granada (0-1)-- han condenado a Osasuna.