El proceso ha sido de la siguiente manera. La confianza del Real Zaragoza en Juliá estaba quebrada y la SAD le estaba buscando sustituto para el final de esta temporada. En ese sentido, realizó algún movimiento previo a la dimisión del exdirector deportivo, que en cierto modo pilló con el pie cambiado al club y le obligó a remangarse a contracorriente, a mitad de Liga, para contratar un relevo a toda prisa. La selección de los candidatos le fue encargada a Luis Carlos Cuartero, director general y ejecutivo de más alto rango con mando en plaza, dado el carácter meramente representativo e institucional de la figura del presidente Lapetra.

Cuartero recabó información de distintos directores deportivos a través de una serie de personas de su absoluta confianza, gente de peso en el fútbol español y experimentados conocedores de ese mercado. Al director general le hablaron y reunió informes de Chema Indias, Manolo Salvador, Juanjo Lorenzo, Óscar Perarnau o Alfonso Serrano, pero siempre tuvo dos prioridades: Luis Helguera y Lalo. Al final será Arantegui, que saldrá del Huesca para regresar al Zaragoza en un puesto cualificado, nada que ver con aquel de la comisión.

En su elección ha pesado la sinergia personal con Cuartero, que trabajó con él y también con Javi Suárez, ahora en la secretaria técnica, su juventud, proyección, aparente conocimiento del mercado de Segunda y Segunda B y sus interconexiones. El Huesca dice que no le ha sentado bien, aunque la figura de Lalo siempre ha sido secundaria en una estructura muy sui generis. Y, justo por Carnaval, ese es el juego de máscaras en el que estamos.