Con suspense, mucha incertidumbre y mucho sufrimiento, pero por la vía rápida. El Casademont Zaragoza ya está en los cuartos de final de la Champions en su primera participación en el torneo y mucho más cerca de su gran sueño, la Final Four, a poder ser en el Príncipe Felipe. Le queda el último paso para lograrlo, otra serie al mejor de tres partidos contra el ganador del Oostende-Tenerife (está en juego el segundo encuentro) y con la duda aún de qué ocurrirá con el primer partido en Zaragoza, si podrá disputarse o no con público. De momento, lo único seguro es que el equipo de Fisac ganó por 88-90 en el Cido Arena y se llevó los octavos por 2-0.

Con mucho sufrimiento, eso sí, y hasta el último segundo porque fue el Lietkabelis quien dominó casi siempre debido a su excelente acierto desde el triple y a la deficiente defensa aragonesa hasta la segunda parte. El conjunto lituano hizo lo esperado, jugar para Sakic por dentro y tirar de tres a la menor ocasión. Y lo hizo de maravilla durante la primera parte ante un Casademont que iba siempre por detrás, corriendo tras su rival, sin llegar a defender. 11 triples en 13 intentos hizo el Lietkabelis en la primera parte y, como era de esperar, en esa batalla de tiros salió perjudicado el Casademont que, aunque estuvo acertado, no alcanzó el nivel de su rival. La distancia no era insalvable, rondando los diez puntos, pero sí parecía muy complicado que el conjunto zaragozano pudiera darle la vuelta si no cambiaba radicalmente, sobre todo su defensa.

Lo hizo poco a poco en el segundo tiempo, le costó un mundo acercarse. Consiguió rebajar el número de triples encajados pero su ritmo en ataque no era el más adecuado. Así, el tiempo corría sin que el Casademont pudiera hacer un parcial contundente con el que tomar los mandos del partido. Tuvo que ser Brussino el que tomara las riendas para, con 21 puntos, liderar la remontada del equipo aragonés. Estuvo bien secundado por Ennis con 19 y con los 7 rebotes de Thompson, cuatro de ellos ofensivos.

EN EL AIRE / Y aún así el resultado pendió de un hilo hasta el final, teniendo el Lietkabelis posesión para empatar o ponerse por delante en los últimos segundos. Pero Seeley, desaparecido en combate toda la tarde, provocó la falta de ataque de Sajus que, a falta de seis segundos, dejó sin opciones al conjunto lituano. El Casademont se salvó por la campana tras protagonizar una remontada que hacía días que no se veía en uno de sus partidos, pero demostrando de nuevo un carácter y una fe inquebrantables. Fue un triunfo por no rendirse, por insistir, por no reblar. Saber ganar cuando no se juega bien tiene mucho mérito. Y, sobre todo, vale igual.

El Casademont demostró que sabe competir en cualquier circunstancia, ante un rival capaz de hacer las cosas muy bien durante muchos minutos, con alguna de sus piezas fallando. El equipo aragonés acabó ganando el rebote de calle (19-31) y anotando 15 triples por los 16 de su rival. En la segunda parte, el Lietkabelis solo hizo cinco canastas desde el 6,75 por las once de los primeros veinte minutos. Fisac movió sus piezas. Ya lleva unos cuantos partidos en los que ha hecho regresar a Benzing al puesto de cuatro, donde está bastante menos cómodo porque le cuesta ir al rebote. Además, su acierto sigue siendo bajo. Y en los últimos instantes, en los decisivos, fueron Ennis y hasta Seeley los encargados de subir el balón con los tres bases sentados en el banquillo.

Con ellos, sobre todo con un Brussino imparable, se llevó el Casademont el billete para cuartos de final. El argentino ya es, sin duda, el jugador más sólido del equipo aragonés. No le tiembla la mano y es muy fiable en los momentos difíciles. Fisac señaló antes de empezar la temporada que es de esos jugadores que pueden cambiar una plantilla y hacerla subir de nivel. Ayer, ayudó a su equipo a ganar en un momento complicado y a meterse en cuartos por primera vez.