La Peña Rueba es la gran desconocida del Reino de los Mallos. Viniendo en coche desde Ayerbe hasta Murillo, se alzan esbeltos los torreones rojizos de los Mallos de Agüero y los afamados Mallos de Riglos. Separa a ambos paredones el río Gállego. Pero Peña Rueba pasa desapercibida por su perfil poco llamativo. Tan solo tiene 1.191 metros de altitud, pero cuenta con vías de escalada de dificultad y para subir por la vía más fácil es necesario realizar numerosas trepadas, que no la hacen asequible para los senderistas de un nivel medio.

Ignacio Cinto conoce muy bien esta montaña. Alpinista de Peña Guara, Cinto formó parte de un grupo que en el año 83 alcanzó para Aragón el primer ochomil. Era el Gasherbrum I. Para este altoaragonés de Ayerbe la Peña Rueba es uno de sus jardines donde le gusta fundirse con la naturaleza. "Aquí se busca el recogimiento, el entorno, oír los buitres pasar... Es una montaña más chaparruda, de unas formas más redondeadas y no tan estéticas como los Mallos de Riglos. Casi era una laguna en el mapa, en un terreno inexplorado. Pero tiene su encanto. Ha estado relegada a un segundo y tercer plano y hasta hace muy poco las guías pasaban de ella. Había una de Montaner que hacía mención a vías de Peña Rueba de la cara este", explica Ignacio Cinto.

Hace 40 años se adentraron en sus paredes Toño Ubieto y el propio Ignacio Cinto. "No había pistas y nos fuimos cruzando campo a través desde la carretera de Agüero. Sólo terminamos una vía de 300 metros en la cara sur que la llamamos del 75, porque la cerramos ese año", dice Cinto. Después abandonaron los proyectos que retomaron hace diez años. "Entre salidas a los Alpes y los Pirineos me apetecía abrir vías empezadas y poco a poco abrimos otras sobre la marcha. Poco a poco fue viniendo otra gente, hice reseñas en mi página web y hace cuatro años publicó un reportaje Desnivel. Por último, se editó una guía muy interesante que escribieron Chema Agustín y Miguel Carasol", afirma Ignacio Cinto.

Conglomerado

La roca de Peña Rueba es un conglomerado similar a la de Riglos. "Es una mezcla de piedras redondeadas sujetas con material arcilloso rojizo y caliza blanca. La erosión no las ha hecho tan verticales y tan desplomadas como en Riglos. Este es el reino de los desplomes y de las panzas. En Peña Rueba te encuentras panzas aisladas que las superas con un apretón y conforme subes la pared va tumbando". Pero Riglos es diferente. "Contra más subes, más desplomes hay y la escalada tiene mayor dificultad técnica. En Riglos van escaladores deportivos, atletas y en Peña Rueba, escaladores clásicos, a los que le gusta el aislamiento y la soledad. Por mis condiciones físicas se me da mejor Peña Rueba", apunta.

Peña Rueba cuenta con unas 25 vías en sus caras Sur y Este. "La mayoría de las vías se encuentran en la cara sur y están a kilómetro y medio de Agüero. Las líneas mas lógicas ya están hechas. Lo demás sería rizar el rizo. La dificultad es media, de 6a o 6b. Las vías más difíciles son las menos equipadas. En la cara Este hay vías muy bonitas que rondan los 400 metros. Destaca el Espolón del Gállego, que abrieron Julio Benedé y Luis Royo hace seis años", indica.

El litigio entre escaladores y ornitólogos está solventado. "Hace unos meses tuvimos una reunión con el ayuntamiento de Murillo como mediador. Cuando anida el quebrantahuesos los escaladores nos retiramos. Hay un concierto no firmado por el que los escaladores nos comprometemos a no abrir más vías en Peña Rueba, sobre todo utilizando taladro, que es lo que más molesta a los animales", concluye.