La montaña de Oturia es un lugar paradisiaco. En la parte alta de Sabiñánigo culmina a 1.921 metros de altura y es un lugar ideal para realizar carreras por montaña o rutas senderistas por los numerosos caminos del territorio. Estamos en el corazón del Serrablo, en una altiplanicie de hierba fresca, erizones y pinares a 1.600 metros de altitud coronada por el redondeado Tozal de Oturia.

Yebra de Basa y Oturia también forma parte del patrimonio cultural aragonés. Santa Orosia era una princesa de Bohemia que venía a Aragón para casarse con el principe Fortún Garcés. Su comitiva fue descubierta por tropas islámicas, sufrió un martirio y sus restos fueron desperdigados por la sierra hasta que en 1956 un pastor las encontró en una cueva.

El cuerpo de la santa fue enterrado en Jaca pero la cabeza fue entregada al pueblo de Yebra de Basa, donde se venera desde entonces. El ámbito de influencia se vincula a la liberación de los demonios y malos espíritus y tampoco faltan los milagros atribuidos a la santa. Cada 25 de junio la montaña celebra el hallazgo de las reliquias. Los romeros salen de madrugada de Yebra llevando a cuestas un busto de plata del siglo XV, a través de un serpenteante sendero, realizando varias paradas e interpretando los dances a lo largo de esta ruta jalonada de santuarios rupestres.

Una vez que llegan a la explanada donde está la ermita de Santa Orosia los danzantes interpretan el antiguo baile, golpeando sus palos de madera de boj, al son del chiflo y el chicotén. Este mismo recorrido que realiza la popular romería cerca del solsticio de verano lo hacen numerosos amantes del senderismo. Es un trazado atractivo que funde lo deportivo con lo cultural.

Se puede realizar una ruta que comienza en Yebra de Basa y finaliza en Sabiñánigo, culminando con la ascensión del Tozal de Oturia. Es media jornada de caminata. La primera parte del recorrido es ideal para todas las edades y tiene una duración hasta la cima de tres horas. La dificultad técnica y de desnivel es baja. Desde Yebra (884 metros) hasta Oturia se ascienden 1.037 metros. Es importante llevar protección solar, gorra, gafas, abundante agua, una cámara fotográfica para captar bellas imágenes del recorrido y unas botas de montaña mixtas.

Desde el principio el recorrido será una continua sorpresa para el senderista. Partimos en dirección norte por una pista. Muy pronto nos encontramos una capilla y tenemos que girar a la izquierda buscando un sendero que atraviesa un barranco. El camino está señalizado como un sendero PR-HU-4 y gana altura de forma constante en un paisaje reseco de media montaña de campos y matorral donde afloran las tierras grises.

El camino es pedregoso, en subida constante y sin respiro por el barranco de las Fajanas. Tras media hora de camino llegamos a la ermita de las Coroniallas (1.020 metros) y luego a la de las Arrodillas (1.060 metros) donde se encuentran marcadas en la piedra las huellas de la santa cuando fue arrodillada.

Se asciende por un robledal y un pinar y se cruza dos veces el lecho del barranco. Alcanzamos la peña sobre la que se desploma la cascada del Salto del Chorro (1.350 metros). Es un lugar mágico donde las aguas saltan en 50 metros bajo dos ermitas rupestres que se mimetizan en la roca. Son las de las Cuevas y la de San Cornelio. Después salimos al encuentro de la pista que va al Santuario de Santa Orosia, donde encontramos agua en la Fuente de las Tres Caras.

Ascenso final

Desde aquí ya se ve al norte la cumbre alomada de Oturia. Son algo más de 300 metros de desnivel en dirección norte que se hacen exigentes. La pista se pierde y tenemos que ascender campo a través entre erizones, praderas y monte bajo hasta coger el perfil del monte y la cuesta final. En la cima hay un vértice geodésico y una gran torre de piedras. Es un observatorio espectacular con los Pirineos al norte, al oeste la Peña Oroel y Cuculo, al este Erata y Manchoya y al sur el Tozal de Guara. El suave descenso se realiza en dirección sur hacia Sabiñánigo. Nos quedan casi tres horas de camino por el PR-HU-5. Desde la Punta del Mallo (1.657) un vertiginoso sendero desciende entre numerosas zetas por un pinar. Isún de Basa y Sardas son estaciones intermedias hasta la llegada a Sabiñánigo.