El Ama Dablam es la montaña perfecta. Si un niño dibujara la silueta de un monte reflejaría las mismas formas de la cumbre nepalí. La denominan el Cervino del Himalaya porque es una pirámide perfecta. Aunque tiene 2.400 metros más que la cumbre de los Alpes. El Ama Dablam cuenta con 6.818 metros, y pese a su espectacularidad, es un montecillo al lado de los gigantes vecinos del Everest, el Lothse, el Dhaulagiri, el Makalu o el Manaslu.

Fue escalado por primera vez el 13 de marzo de 1961 por la arista sudeste por los neozelandeses Mike Gill y Wally Romanes, el norteamericano Barry Bishop y el inglés Mike Ward. Han sido bastantes los aragoneses que han alcanzado la cima de una de las cumbres más hermosas del mundo. El último fue Miguel Ángel Gomollón, del Club de Montaña San Jorge, con el cántabro Javier Herreros.

En un principio tenían previsto ascender al Pumori, de 7.161 metros de altitud. «Pero al final las condiciones no fueron muy buenas. Decidimos cambiar de plan y nos fuimos al Ama Dablam. El Pumori está encima del campamento base del Everest. Había mucha acumulación de nieve por su ruta normal, hay tramos de escalada y nos lo desaconsejaron. Cuando terminamos el trekking del Kala Patthar ya vimos que estaba muy cargado de nieve y se impuso el plan B», indica.

Antes de salir de España ya tenían claro que sus dos opciones eran el Pumori y el Ama Dablam. Se encontraron con mucha gente que se dirigía al Everest. «Hay numerosos montañeros que hacen el trekking del campamento base del Everest». La pareja subió por la arista noroeste. «Es una ascensión bastante más técnica que la del Pumori. Estéticamente es de los picos más bonitos del mundo», afirma Gomollón.

El viaje

Salieron de Madrid a finales se septiembre vía Dubai. «Allí se coge un avión pequeñito hasta Katmandú y desde aquí una avioneta que lleva a Lukla, que es donde comienza el trekking al Kala Patthar. Son cinco días de marcha desde los 2.300 metros hasta los 5.200 que es donde está el mirador del Kala Patthar. El campamento base se encuentra a 4.600 metros». Desde aquí el campamento I está a 5.400 metros, el campamento II a casi 6.000 metros y el campamento III a 6.300 metros.

Los montañeros llegaron al campamento base el 14 de octubre. «Matamos dos pájaros de un tiro porque hicimos la aclimatación con el trekking y también subimos al Lobuche. Una vez terminamos esta fase ya estábamos preparados para hacer el ataque a cima al Ama Dablam», indica Miguel Ángel Gomollón.

Estuvieron tan solo dos días en el campamento base del Ama Dablam. «Lo subimos en dos días. Desde el campo base al campo I es una travesía muy sencilla y se hace prácticamente andando a excepción de la última parte que es más vertical. Lo que pasa es que íbamos con mucho peso, unos veintitantos kilos cada uno y sin guías». El siguiente día tiene tramos más delicados hasta el campamento II. «Cuenta con una parte de escalada de grado cuatro y llegando al campo II hay una escalada en sexto grado». A las cinco de la mañana salieron para hacer el ataque final a la cumbre. «Pasamos el campamento III, hicimos cima y regresamos al campamento II, donde dormimos», explica Gomollón.

Llegaron a la cima a las doce del mediodía del 19 de octubre. «Fueron siete horas de ascensión final y al principio nos hizo mucho viento. Saliendo del campamento II hay corredor de hielo y roca con unos 200 metros de desnivel. Después llegamos a una pequeña travesía que conduce a una arista fina de roca. Tras una escalada por un serac se llega al plateau de la cima del campamento III y de aquí hay una pala de nieve dura hasta la cumbre».

La cima era bastante reducida. «Hay sitio para que estén sentadas cinco personas, pero no es excesivamente grande. Las vistas eran magníficas. Se veía todo, la niebla estaba en el fondo del valle y se fue parando el viento. En el este estaban el Everest, el Lhotse y el Nuptse, al otro lado el Thamserku, que da a la parte baja del valle. Disfrutamos de la cima, pero no te puedes dormir porque quedaba la bajada». Las temperaturas del día de ataque a cima eran de 15 grados bajo cero. «La sensación térmica era de 23 bajo cero. Hacía bastante fresquito», indica Gomollón.

Gomollón tiene 33 años, es bombero industrial de la General Motors, es formador en trabajos de altura y equipador de escalada. Era la primera vez que está en el Himalaya. «Me ha sorprendido. Esperaba tener más días de mal tiempo, pero ha ido todo bastante bien. He preparado la expedición todo el año, esperaba tener algún día malo con la aclimatación y no tuve ningún resfriado». Se pagaron todo de su bolsillo. «No salió demasiado caro. El presupuesto de cada uno alcanzó los 4.000 euros», explica.