Quedaba poco más de minuto y medio para terminar el partido y, de repente, La Granja estaba demasiado callada. Poco antes el Colmenarejo había logrado sobreponerse a un 4-1 en contra y empatado el partido. Había gente que preguntaba en la grada: «Con el 2-2 de la ida, ¿no subimos?». Pues no. Así hasta que Lioba hizo de las suyas. Sacó la casta, Rapha la calidad y Laura Boix la punta de la bota para volver a traer el delirio a la grada. La brasileña puso la guinda del ascenso tumbando a la portera-jugadora con una pisada exquisita y un gesto que recordó al famoso de Vince Carter. It’s over (se acabó).

Desde hace seis años, una comunidad de tradición en el fútbol sala como Aragón no tenía un representante en la máxima categoría. En concreto, desde el Natudelia. Así hasta que el Sala Zaragoza culminó ante el Colmenarejo una temporada de ensueño con 76 puntos y solo dos derrotas, siendo la primera de ellas en marzo, y en el grupo más exigente de la Segunda División. Todo ello, además, coincidiendo con el 25º aniversario de la entidad. Un cumpleaños muy feliz celebrado con el primer ascenso del club a la élite del fútbol sala nacional.

Con el pitido final gran parte de los abrazos, besos y felicitaciones se los llevó Laura Boix al anotar el quinto gol que acababa con la agonía: «Fue un momento de máxima felicidad y alegría. Nos empataron, pero nosotras no bajamos los brazos y seguimos luchando hasta el último segundo. Todavía no soy muy consciente ni del gol que dio la victoria ni de haber ganado y haber conseguido el ascenso a Primera División. Estoy muy contenta por ver a toda la grada y jugadoras celebrándolo por todo lo alto», cuenta la heroína del tanto del ascenso.

Marta Alonso porta el brazalete de capitana y ejerce como tal tanto dentro como fuera de la pista. Más de una década ha estado jugando en la élite y vino a Zaragoza «porque quería que hubiese un equipo de Primera en Aragón. Vine a luchar por ello y he cumplido un sueño de hace muchos años», comenta.

Ahora tendrá ante sí el reto de liderar al equipo en su primera experiencia en la élite y afrontar sin problemas una campaña para soñar. Eso sí, tendrán que seguir peleando, trabajando y manteniendo «la intensidad y las ganas de competir», que para Marta es el secreto del éxito del ascenso del Sala Zaragoza.

A ella que conoce la élite le preocupa un poco el salto de categoría: «El ritmo es diferente, porque por ejemplo controlas un balón y ya tienes a las rivales encima. En defensa y en ataque no tiene nada que ver y cualquier despiste se paga caro. Hay jugadoras con muchísima calidad y que te pueden hacer un roto en cualquier momento», afirma.

Una vez terminadas las celebraciones, que se prolongaron durante el día y la noche del domingo, llega la hora de pensar en el futuro. Una de las ventajas es que el equipo ha demostrado que está capacitado para dominar y avasallar en Segunda División y que tiene una base muy sólida para afrontar el paso con garantías. Chus Muñoz, su entrenador, sintió el domingo «la satisfacción del deber cumplido y ver que toda la ilusión que hemos puesto en el proyecto iba a día a día y haciéndose realidad», y no oculta que «hemos trabajado un montón a todos los niveles», pero que la recompensa «ha merecido la pena». Peligró a poco del final, «pero valoramos las opciones con las jugadoras del banquillo y no nos dieron ni tiempo a salir de cinco por el gol», comenta.

La inscripción ya está formulada y el deseo del técnico es contar con 15 jugadoras, añadiendo futbolistas de Aragón y de fuera siempre y cuando sea viable. Además, «el club quiere seguir profesionalizando a las jugadoras, aunque la mitad ya lo están». «Eso nos va a llevar un esfuerzo añadido porque hay que adaptar los trabajos y la universidad», explica Muñoz.