Tras un bello final con un joven protagonista holandés-Dylan Groenewegen (Lotto NL Jumbo)- en los Campos Elíseos de París y tras el triunfal paseo de los corredores en la avenida más importante del mundo es hora de enfrentarse cara a cara a la nostalgia y a la melancolía que se apoderan de uno al final de cada Tour de Francia. Es momento, por tanto, de recapitular, mirar atrás y hacer un balance de lo que este Tour nos ha dejado tras la victoria final de un Chris Froome que ha estado más débil que otros años y que se ha apoyado en su Sky y en el "Club de los Migueles" - Mikel Landa, Mikel Nieve y Michal Kwiatkowski- para alzarse hasta el amarillo, un color que está ya más que acostumbrado a vestir tras 59 días luciendo la mítica prenda que concebió en su día L'Auto.

Froome, sin victoria de etapa

El británico del Sky se lleva por primera vez un Tour sin levantar los brazos en un parcial de la ronda gala, y además lo hace sin estar siquiera realmente cerca de conseguirlo. La estrategia de llegar más flojo al Tour -para competir por La Vuelta- y el hecho de apoyarse en su equipo más que nunca, sobre todo en los tres "Migueles" antes mencionados, le han llevado a una victoria quizás más descafeinada que las de años precedentes. Esta ha sido una victoria de equipo, de un Kwiatkowski excelso y de un Landa que ha pasado por el aro y ha sabido aguantar su condición de 'coequipier', por mucho que la mente y el cuerpo le pidiesen más, y por mucho que el #MikelLandaAskatu (#MikelLandaLibre) haya tenido un gran peso.

Landa, a un segundo del podio

Mikel Landa ha realizado probablemente una de las mejores actuaciones individuales del Tour -junto a la de Kwiatkowski-. El vasco se ha mostrado como el escalador más resolutivo de la ronda francesa y ha sido protagonista en días como el de los Pirineos camino de Foix junto a Alberto Contador. La única pega ha sido ese maldito segundo que le ha privado de subir al podio, arrebatándole la tercera plaza a Romain Bardet. Le ha faltado correr para eso, concebir la última semana como el momento donde aprovechar para meterse en la pelea. Un arranque más explosivo en su magnífica crono final o el hecho de que Froome no hubiese atacado camino de la cima de Izoard han sido las claves que le han privado a Landa de ese punto de buena suerte necesario para entrar en el podio de los Campos Elíseos. Y es que "la suerte es", como dice Amélie en su película, "como el Tour de Francia, la esperas todo el año y luego pasa rápido". Por eso, "las oportunidades hay que atraparlas de prisa, sin dudar" y quizás esto es lo que le ha faltado a Landa y a su equipo Sky, que ha sido un poco ambiguo con el corredor vasco. El propio Landa reconoce tener la sensación de que no ha podido "jugar" sus bazas.

Adam Hansen ya tiene 18 grandes vueltas consecutivas en las piernas

Si hay alguien que sabe lo que es encadenar grandes vueltas no es Nairo Quintana, al que el Giro le ha dejado totalmente fuera de la pelea por el Tour, sino Adam Hansen. El ciclista australiano del Lotto Soudal -un auténtico loco de la tecnología que se confecciona hasta sus propias zapatillas en fibra de carbono- ha conseguido completar su 18ª gran vuelta seguida. Este hito, sin parangón en el mundo ciclista parece ser un nuevo récord que el "aussie" comenzó a soñar en La Vuelta de 2011. Desde entonces y hasta ahora ya son 1.134 los días de grandes vueltas consecutivos que acumulan sus piernas, incluso con dos días de gloria- uno en el Giro y otro en La Vuelta- durante este duro periplo.

Adiós a dos clásicos del ciclismo, Voeckler y Zubeldia cuelgan la bici

En la memoria de muchos aún está la ascensión a La Mongie de 2004 en la que Thomas Voeckler ya comenzaba a poner sus ahora clásicas "caritas" de sufrimiento intentando salvar el maillot amarillo que vestía para aquel Brioches La Boulangère. Desde entonces hasta ahora, han pasado 13 años de puro ciclismo y de pasión loca por el Tour, una carrera a la que Voeckler le debe todo. Pero la inversa también es correcta, el Tour moderno no sería nada sin las galopadas de Voeckler o sin su constante y casi patológica necesidad de atención mediática- todo esto dicho con cariño-. O estaba delante o estaba a cola del pelotón pero siempre estaba allá donde las cámaras pudiesen tomar el mejor plano de sus inconfundibles muecas.

El Tour tampoco hubiese sido lo mismo sin Haimar Zubeldia. El ciclista vasco, que durante una década hizo disfrutar a los aficionados de su tierra en Euskaltel Euskadi durante los Tours de marea naranja, tuvo un ocaso de sobresaliente al pasar a la estructura de Astana, que luego fue Radioshack -tras una escisión- y finalmente pasó a ser Trek. Durante sus 16 Tours, el usurbildarra ha conseguido finalizar en cinco ocasiones en el Top 10 y ha sabido trabajar para líderes como Armstrong o Contador. El positivo por EPO de Cardoso le volvió a meter en el nueve del Tour, dándole la oportunidad perfecta para despedirse de la carrera de sus amores con un nada desdeñable 52º puesto en la general final a sus 40 años. Es de agradecer que tanto Voeckler como Zubeldia hayan mantenido a su edad la pasión por este deporte y por ello debemos desearles un feliz y meritorio retiro.

Rigoberto Urán: 4º podio colombiano en el Tour

Rigoberto Urán (Cannondale Drapac) ha llevado al límite la idea del fénix que renace de sus cenizas. Tras un par de años realmente discretos, el colombiano ha conseguido resurgir con fuerza y reencontrar el camino al éxito que parecía haber extraviado en los años previos. Lo ha hecho a lo grande, ganando una etapa para una escuadra como Cannondale que parece también haber vuelto a la vida tras conseguir victorias en Giro y Vuelta, tras años de sequía. Ha conseguido amarrarse a la rueda de Froome y no perder de vista a Bardet, al que revasó en la general gracias a la crono final. El ciclista colombiano ha puesto de manifiesto que Colombia está aquí para quedarse y que al tercer puesto de Fabio Parra en el 88 y a los dos segundos lugares en el podio de Nairo en 2013 y 2015, se le une ahora el meritorio segundo del de Urrao. Lo ha hecho además con una sonrisa, un tono amigable y una concentración fuera de lo común.

Otro Tour sin victoria española y un futuro gris

El papel de los españoles, con la excepción de Mikel Landa y de Alberto Contador, ha estado lejos del esperado. Los Herrada, Castroviejo y compañía no han podido llevarse una más que necesitada victoria de etapa y España ha visto como el ciclismo anglosajón, el francés y el colombiano le pasan por la izquierda. Con la excepción de Mikel Landa, Marc Soler, Enric Mas, David de la Cruz y Rubén Fernández, el futuro del ciclismo español es, por ahora, bastante incierto y tiene un tono gris. Este complicado sino puede llevarnos a años de desierto si el ciclismo español no es capaz de reaccionar a tiempo y hacer como han hecho sus iguales franceses y colombianos. La clave está en la cantidad. Mientras más estructuras profesionales haya más posibilidades habrá de una selección natural más digna y potente. El ciclismo no es un deporte caro en el que invertir, y en España hay empresas de sobra conocidas y con músculo económico suficiente para dar soporte y beneficiarse de un deporte barato que reporta muchos más beneficios de los ingresos que requiere. Miren sino cualquiera de las auditorías de medios de un equipo ciclista y comprenderán la rentabilidad de todo esto.

Francia renacida

Tras años de duro trabajo en la base y de muchos dolores de cabeza al ver que otros se comían la tostada, Francia ha vuelto al protagonismo, la generación de Pinot, que ya aventuraba este prometedor futuro, ha dejado paso a Warren Barguil, Romain Bardet o Guillaume Martin, todos ellos nombres que hemos disfrutado al frente de las tres semanas de 'Grande Boucle'. Y ojo con el futuro, que a todos estos se unen Vuillermoz, Gougeard, Calmejane, Latour o Gaudu, último ganador del Tour del Porvenir y al que le aguarda un futuro esperanzador.

Ahora donde duele la cabeza, pica detrás de la oreja y morimos de celos es en España y toca decir 'chapeau' a los corredores franceses y a los equipos que han confiado en el buen plantel de ciclistas nacionales que poseen. Toca quizás tirar un poco de las orejas a algunos aficionados galos que, por animar a Bardet, han silvado a Froome o al resto de rivales del corredor de AG2R. Ese es quizá el único pero que ponerle a Francia, que como dijo el ganador del Tour de 2017, "creó hace muchos años la mejor carrera del mundo" y que nos tiene como al británico "enamorados".