Todos los caminos llevaban a esta final. Golden State Warriors y Cleveland Cavaliers volverán a medirse en la última serie por el anillo de la NBA. Tercera final consecutiva entre los dos equipos, algo histórico. Stephen Curry y Lebron James preparan sus armas para una batalla encarnizada. La rivalidad entre los Warriors y los Cavaliers se ha afianzado a base de finales. En el 2015, Lebron James volvió a Cleveland tras una etapa gloriosa en Miami para alzarse campeón. Golden State se impuso en la serie final por 4-2 con un inmenso Andre Iguodala y ganó el título tras pasar 40 de sequía.

En la siguiente temporada, los Warriors cayeron derrotados en otra final contra Cleveland de la forma más dolorosa posible: tras una fase regular de récord, con un dominio increíble sobre todos sus rivales que les llevó a tener el mejor balance de la NBA con 73 victorias y 9 derrotas. Con 3-1 en el marcador, a falta de una victoria para repetir título, los Cavaliers le dieron la vuelta a la serie y se llevaron el anillo (3-4).

Esta próxima madrugada comenzará el tercer episodio de esta saga. El nuevo clásico de la NBA tiene varias cuentas pendientes que saldar. Los Warriors llegan al momento decisivo en forma, campeones del Oeste e invictos en los playoffs (12-0). Los Cavaliers quedaron segundos en el Este por detrás de Boston, pero en la fase final del campeonato solo han cedido un partido.

Curry tiene un nuevo socio para recuperar el título. Kevin Durant llegó a los Warriors para lograr el anillo, objetivo que se dice pronto, pero que cuesta un mundo de conseguir. Durant le da todavía más versatilidad al ataque de los Warriors. Altura, velocidad, fuerza, tiro... Con el alero en pista las opciones ofensivas se multiplican. Golden State destaca por mover el balón de forma rápida y fluida. Con su llegada, Klay Thompson ha perdido foco y no está rindiendo al máximo.

¿Quién es el favorito? Cleveland es el defensor del título y tiene a Lebron, que juega su séptima final consecutiva. Los Warriors han mostrado un dominio aplastante durante toda la temporada. «Nos enfrentamos a los campeones, no somos los favoritos», dijo ayer Steve Kerr, técnico de los Warriors.