Arranca el 2017 para el Real Zaragoza con un partido que tiene todo el aroma de vital para el equipo de Raúl Agné, que recibe al Girona (18.00 horas), quizá el enemigo más en forma del campeonato hasta que la competición arribó al parón navideño. El conjunto de Pablo Machín logró llegar en plaza de ascenso directo al final del 2016, aunque la victoria del Getafe el viernes se la arrebató de forma provisional, por lo que si el Zaragoza logra superar al cuadro catalán dará un gran paso, de gigante, para contemplar más de cerca las posiciones con billete directo a Primera, ya que la segunda plaza quedaría a cuatro puntos.

Pero es que además ese triunfo supondría mantener la racha que, con algo de fortuna, emprendió el conjunto zaragocista antes de Navidad. Oviedo y Rayo se dispararon al pie y facilitaron con errores el triunfo del equipo aragonés que, en todo caso, dio bastante mejor imagen en esos duelos que la terrible que ofreció en Cádiz, donde pareció tocar fondo con Agné, una sensación que se vivió ya varias veces con Luis Milla. Tras lograr en Vallecas la primera victoria a domicilio, firmar ese triple de triunfos devolverá además al Zaragoza a las plazas de promoción de ascenso, por donde no circula desde la jornada 14.

Así que el duelo de hoy en La Romareda, el que abre el año natural en lo futbolístico, es trascendental, porque en esta eterna y mediocre Segunda queda tiempo para mucho cuando el calendario todavía no ha llegado al ecuador, lo que sucederá en la próxima jornada, pero no es menos cierto que van cayendo las hojas y el Zaragoza, ahora noveno, debe intentar agarrarse pronto al furgón de cabeza. Y el de hoy es un partido clave para eso.

Anda el club metido de lleno en los cambios que traerá un mes de enero en todo caso menos ajetreado que el del curso pasado, idea en la que también tuvieron mucho que ver los dos triunfos previos al parón, que tranquilizaron el ambiente y redujeron la sensación de la necesidad de revolución. Ahora se habla solo de apuntalar la plantilla. Ya llegó Jesús Valentín, que será titular en su estreno porque en el eje no está Marcelo Silva, sancionado.

JOSÉ ENRIQUE

Deben llegar también en este enero un ariete y un centrocampista, con Chuli y Fran Mérida como claros objetos de deseo, y deben salir también varios jugadores: Popa, Juan Muñoz o Erik Morán son los candidatos a decir adiós pronto.

Mientras tanto, Agné tiene que lidiar con su plantilla en medio de ese momento de cambios que es este enero, con el factor de distorsión que siempre implica, y hoy no podrá contar, además de con Silva, con Fran Rodríguez, al que sus molestias en el tobillo le han derivado en una tendinitis en el peroneo. José Enrique también anda entre algodones y no ha entrenado en los dos últimos días, pero se cuenta con su presencia en el lateral. Vuelven Xumetra y Edu García para dar más posibilidades al técnico en su idea de primar la velocidad, aunque hoy salvo sorpresa no serán titulares. Xiscu, que esta semana ha arrastrado ligeras molestias por un golpe, y Lanzarote parecen pugnar por una plaza, ya que el técnico apunta a mantener la apuesta por dos delanteros, por Dongou y Ángel. La otra novedad será la ya dicha, la entrada de Valentín atrás junto a Cabrera.

UN GIRONA CON GOL Y AL ALZA

El partido posee un carácter especial para el técnico de Mequinenza, que en el Girona ha tenido casi su segunda casa. O la primera. 99 partidos en la categoría de plata allí lo acreditan. El club que dejó en 2012 era mucho menos poderoso que el actual, sobre todo tras el convenio de colaboración con el City. El equipo de Pablo Machín se ha quedado a las puertas de subir las últimas temporadas y este curso quiere que sea el definitivo. Ha cogido velocidad de crucero para ello, con cinco victorias en las seis últimas jornadas. Además, con 31 tantos es el máximo goleador, un dato que habla de su capacidad arriba.

Es un bloque consistente y muy vertical, apoyado en un sistema con tres centrales y en la intensidad. Un adversario peligroso arriba y consistente, un enemigo durísimo que hoy no tendrá al exzaragocista Bono. El conjunto gerundense ha asaltado La Romareda en sus dos últimas visitas, con sendos y dolorosos 0-3. Este curso, el Girona es muy fuerte en su feudo, donde no conoce la derrota, y algo menos lejos de él, ya que ha perdido cuatro partidos. El Zaragoza quiere que hoy sea el quinto para estirar su racha y dar un paso de gigante en una Romareda que hasta ahora es el gran bastión de la clasificación. Una fortaleza que quiere mantener.