«Deberían ganarme», dice Eva Bes cuando habla de las jóvenes aragonesas. No le ganan. «Pero deberían», repite la tenista, que hace una clara lectura de la situación. «Se me tiene bastante respeto porque he jugado bien al tenis durante años y físicamente ando fenomenal, incluso mejor que ellas, pero por velocidad de bola, por rapidez, por explosión... a mí me tendrían que sacar a pelotazos de la pista», explica la campeona, que no se marca límites mientras no la jubilen. «Si me apunto a los torneos de aquí y las niñas no me ganan, pues seguiré apuntándome, por lo menos mientras vea que tengo posibilidades de competir. Pero lo que yo quiero es seguir jugando a mi nivel, que es el de los veteranos».

Bes, que se ocupa en el Real Zaragoza Club de Tenis como responsable de la sección de pádel y trabaja con los equipos femeninos de tenis, ve un futuro oscuro. «En el tenis femenino español, hemos tenido buena y mala suerte a la vez. Hemos tenido a Arantxa y Conchita, dos monstruos como ahora es Nadal. Y cuando se retire Rafa pasará lo mismo que con ellas, que todos los que vengan detrás parecerán nada en comparación con él. Con dos jugadoras durante tantos años en el Top 10, cualquier otra parece nada».

En Aragón llegan Irene Burillo, Cristina Saenz de Buruaga, Beatriz León o María Álvarez. Pero, en general, se ha perdido afición entre las jóvenes respecto a esa etapa en que las españolas ganaban la Copa Federación un año tras otro sin despeinarse. ¿Por qué? «Porque los entonces responsables, que tenían que haber pensado en labrar un futuro, en vez de pensar que eso se acabaría y como además les daba muchos beneficios, no miraron lo que venía detrás. Lo que quedó fue un vacío enorme».

El presente demuestra que hoy en día hay muy pocas chicas que estén decididas a seguir con su carrera tenística. Una mayoría, además, deciden marcharse para seguir su carrera en Universidades de Estados Unidos. «Las chicas prefieren dedicarse a estudiar. Además, como no tienen espejos... Me explico. Un jugador de tenis acaba de jugar y enseguida tiene trabajo en un club, puede ser presidente, gerente o cualquier cosa. En chicas eso no pasa, sigue habiendo todavía un poco de machismo. Nuestra carrera, que es una carrera como cualquier otra, se te termina cuando dejas de jugar»